Monday, December 28, 2009

Tintín, Carlitos y Aldo

He estado un poco alejado de este blog. He estado muy ocupado y además la visita de mi nieto Mateo durante diciembre absorbió todo mi tiempo libre. Efectivamente los nietos rejuvenecen y son una bendición para los abuelos.

Durante este período, estuve dando un par de conferencias y talleres, pero además pude asistir a conferencias dadas por algunos de mis “hermanos sobrevivientes”.

La primera fue de “Tintín” Vizintín, con quien me une una gran amistad. Tintín es un gran expositor y habló en “La Posada del Té”, muy cerca de mi casa. Su charla estuvo rodeada de una gran emotividad. Me gustó mucho su comienzo, en la que cuenta la anécdota de las chicas que conoció la noche anterior al accidente en Mendoza y en la cual en una pared de un bar, una de ellas escribió “amigos para la eternidad”, sin saber que al día siguiente, dos de sus tres amigos morirían en Los Andes. Tintín me invitó a contestar juntos preguntas, lo que también disfruté mucho.

También escuché a Carlitos Paez en la Fundación Padre Mario. Carlitos tiene una presentación muy armada, muy dinámica y de una gran profundidad. Me gustó particularmente cuando cuenta que en la montaña maduró a partir del trabajo y se dio cuenta que cuanto más trabajaba más se lo respetaba. Me pareció muy bueno cuando habla del trabajo en equipo a partir del respeto y la especialización, y también me gustó el rol protagónico que él da a su padre en toda la presentación. Me impresionó la anécdota de que su padre en su desesperada búsqueda fue a ver al Padre Mario con una fotografía de nuestra delegación, y que el Padre Mario, con su poder parasicológico le indicó quién estaba vivo y quién no.

Por último, quiero destacar el mensaje que recibí en el post anterior, “Mexico”, en el cual hablaba del encuentro con Aldo, un muchacho sin brazos que me fue a escuchar. Qué alegría enorme fue recibir el saludo espontáneo de Aldo, en el que me cuenta que él también, a partir de su dificultad, cuenta su historia ante quienes lo quieren escuchar.

Sunday, November 22, 2009

México

Estuve una semana en México. En los primeros días fui al sur, a Chiapas. Me recibieron y trataron casi como un “Celebrity”. Di dos conferencias, y además de un trato muy generoso y amable por parte de los organizadores, cuando terminé mis conferencias un enjambre de gente se me acercó para sacarse fotos conmigo. Como si viniera de otro planeta. Muchos me tocaban la espalda, como si querían asegurarse de que realmente estaba vivo, si yo era real, de carne y hueso. Nunca me había pasado algo así.

Esto me recordó lo que Roy dijo el otro día. El había dicho que la experiencia de Los Andes nos había dado “fama”. No creo que esa sea la palabra adecuada; lo que sucede es que la gente nos da su cariño, afecto y comprensión por lo que pasamos y ese cariño justamente es lo que yo digo que es parte de nuestro proceso de recuperación e inserción a la sociedad. Sin él, si nosotros hubiéramos sido señalados con el dedo y castigados e incomprendidos por la sociedad, si no recibiéramos tanto cariño y comprensión donde vamos, obviamente nuestra historia sería otra y no estaríamos tan cómodos, viviendo y contando lo que nos pasó.

Esto es parte del proceso de resiliencia; recibir afecto, comprensión y cariño es fundamental para recuperase del trauma y no vivir vidas acosadas por los fantasmas y las pesadillas.

Después, en la Ciudad de México di dos conferencias más en un ambiente mucho más formal. También estuvieron muy buenas. Al final de una de ellas, me hicieron una pregunta difícil: si yo me consideraba “Ordinariamente Extraordinario o Extraordinariamente Ordinario”. No supe que contestar, además ya estaba cansado, así que dije que la iba a contestar en el blog. Y aquí esta la respuesta: no le encuentro sentido a la pregunta, es un juego de palabras, no tiene contestación.

Lo que si me emocionó mucho, es que entre la audiencia, en primera fila, había un muchacho joven sin brazos, apenas unos muñoncitos asomaban por su camisa de manga corta. Se llamaba Aldo. Antes de la reunión, me acerqué a él; me contó que era abogado y que trabajaba en la empresa de su padre, y le pregunté si eventualmente lo podía mencionar en la conferencia. Pero no hubo oportunidad, el tiempo era muy estricto. Pero al final, cuando todos se habían ido, me encontré con él y me agradeció mis palabras, diciéndome que se había sentido muy comprendido por lo que decía. Me preguntó en qué me había cambiado la montaña, y yo le expliqué que no sabía, que había sido una dificultad importante en mi vida, pero que la vida seguía igual. Y él con sus muñoncitos me dio un gran abrazo y me dijo gracias. Sentí que solo eso ya de por si justificaba mi viaje.

Saturday, November 14, 2009

La reunión en Las Moradas.

Hay algunas reuniones muy especiales y esta fue una de ellas.

Empezando por la invitación. Decía "Pedro Algorta, Vecino, Padre de Familia, Directivo de Empresas y Sobreviviente de los Andes". Me encantó, porque es como me siento.

También fue muy especial porque pude llevar a Roy Harley. Es la primera vez que uno de mis "hermanos sobrevivientes" asiste a una charla mía. Y estuvo muy bien, porque después de mi presentación, Roy pasó al frente y nos deleitó a todos con sus comentarios y recuerdos.

Recuerdo en particular cuando contó la alegría que sintió cuando regresó al avión después de pasar 8 días con Roberto casi solos en la cola, tratando de arreglar la famosa radio del avión. Estábamos muy deteriorados y el avión estaba lejos de ser un lugar cómodo, pero para él, volver a estar con nosotros fue casi como volver a casa.

En esa reunión, como quería hablar menos, no conté todo el relato ni mostré las fotos, simplemente hablé sobre dos o tres puntos y dejé el espacio para el invitado de honor. Y la verdad es que valió la pena.

Sunday, November 8, 2009

Los hundidos y los salvados.

Primo Levi, en “Si esto es un hombre”, el increíble libro sobre su experiencia en un campo de concentración, cuenta que allí los hombres se dividían en “los hundidos y los salvados”.

Los hundidos eran aquellos "que simplemente cumplían las órdenes que recibían, que comían solamente la ración que les correspondía y se atenían a la disciplina del trabajo forzado". Esta gente, perdía el deseo de vivir y se desmoronaba, y "a ellos no valía la pena dirigirles la palabra, porque ya se sabe que se lamentarán y contarán lo que comían en su casa, porque no tienen amistades ilustres, no comen raciones extras, no conocen ningún modo secreto de organizarse".

Por otra parte los salvados son" los adaptados, los individuos fuertes y astutos con quienes los mismos jefes tienen relaciones, son aquellos que han podido desarrollar alguna especialidad; son sastres, médicos, músicos, cocineros o bien individuos particularmente crueles, vigorosos e inhumanos que han sido instalados como Kapos y como tales deben vigilar a los prisioneros comunes. Quien encuentra una ventaja que le produzca un beneficio personal y exclusivo, tratará de mantenerla en secreto, y por ello será estimado y respetado, será más fuerte y temido por ello, y quien es temido se convierte en un candidato a sobrevivir. En el lager, la lucha por la supervivencia no tiene remisión porque cada uno está desesperadamente y ferozmente solo".

Primo Levi cuenta que los más antiguos en el Lager, los salvados, los que habían sobrevivido más tiempo, eran los que habían encontrado la forma de sobrevivir, eran los que luchaban con más fuerza contra el destino; mientras que los otros, los hundidos, los hombres mansos y comunes, rápidamente se deterioraban y morían o eran seleccionados para morir.


Friday, October 30, 2009

Montañas y Talentos

En la vida, atravesamos nuestras montañas y valles. Tenemos éxitos y fracasos. A veces nos sorprende la adversidad cuando menos la esperábamos y nos voltea de un golpe. En otras, salimos airosos de situaciones que podrían haber sido muy comprometidas. Hay quienes tienen vidas más complicadas, y otros parece que más sencillas, pero todos tenemos los altibajos. A mí me cuesta hacer un inventario de lo bueno, de todas las bendiciones recibidas, sin que se cuelen también aquellas donde hemos sufrido. Igualmente, es un buen ejercicio, que vale la pena hacer.

También tenemos nuestros talentos más o menos distribuídos. Algunos tienen algunos talentos en abundancia, pero también tienen menos de otros. No creo que haya gente tan talentosa que tenga más de todo. Todos tenemos mucho de algo, y menos de otra cosa.

Quienes tienen talentos y atraviesan los buenos momentos, sin duda que los multiplicarán. Los pondrán en juego y el resultado está garantizado. Tendrán más. También, los talentos los ayudarán a atravesar los malos momentos. Con talento, las dificultades se hacen más llevaderas.

Pero el gran desafío es enfrentar la adversidad con pocos talentos. Cómo hacemos? Cómo hacemos para transformar la adversidad en talentos y que al final del día tengamos una nueva oportunidad de agradecer, aún en la adversidad los talentos recibidos? Cómo hacemos para encontrarle sentido a la adversidad y a partir de ella crecer, mantenernos optimistas, alegres y esperanzadores?

Hay quienes lo han podido hacer, sus testimonios de vida son estremecedores.

Thursday, October 15, 2009

Otro 13 de Octubre

Hace 37 años, el 13 de octubre nos accidentamos en Los Andes.

El año pasado, escribí mis recuerdos del accidente. Esta vez no, aunque la fecha es importante, trae recuerdos, recibo saludos, pienso en mis amigos que no volvieron, trato de encontrar sentido a lo que pasó.

Este 13 de octubre me encontró en un vuelo diurno entre Madrid y Buenos Aires, atravesando el Atlántico. Leyendo un largo libro, sin mayores complicaciones.

Monday, October 5, 2009

La Montaña sigue allí.

Así es, la montaña sigue allí. Imperturbable, sin inmutarse con el paso del tiempo. Seguro que cambia, en forma imperceptible; el glaciar avanza, las rocas se erosionan, hay más o menos nieve. Pero nosotros no nos damos cuenta, ella sigue allí.

También nuestra aventura en la montaña no cambia. Pasó una sola vez, hace ya casi 37 años, y los hechos son lo que fueron, objetivamente, lo que realmente pasó. Nada nos puede volver hacia atrás, y evitar que pase lo que pasó.

Pero la historia sí cambia. Primero, cada uno tiene su historia, la vivió con sus propios ojos, en su propia carne, y son historias y experiencias distintas. Por lo tanto mi montaña, lo que realmente viví yo es distinta de la que vivieron mis hermanos. Pero además, cómo cada uno cuenta lo que pasó, también cambia. Porque a medida que pasa el tiempo y evolucionamos, cambiamos y también cambia el prisma con que miramos y recordamos la montaña.

Por eso 37 años después, para nosotros recordar la montaña es un ejercicio fascinante. Siempre descubrimos algo nuevo, siempre hay una mirada distinta sobre un hecho que vivimos muy profundamente y que siempre nos explica algo más sobre cómo reaccionamos en el límite de nuestras fuerzas.

El hecho es estátitico, cambia el prisma con el cual nos aproximamos a la montaña.

Wednesday, September 23, 2009

En San Ramón Nonato

El Padre Santiago Aduriz nos invitó a Coche y a mí a que diéramos nuestro testimonio a los alumnos del Instituto Secundario San Ramón Nonato de Buenos Aires.

Coche, a último momento no pudo venir, así que tuve que dar dos charlas seguidas a más de 600 chicos y chicas de 13 a 18 años.

Quedé agotado pero muy satisfecho. Al principio me sentí un poco intimidado por “tanta juventud”, pero después, los chicos y yo nos fuimos soltando y las dos charlas fueron muy buenas, seguidas por preguntas muy sesudas. El primer grupo me escuchó con atención y me ametralló a preguntas. El segundo grupo me escuchó en absoluto silencio, pensando cada palabra que yo decía.

Me concentré en algunos aspectos. Lo primero, que en la vida, todos tenemos que subir montañas, y que después de subir una, tenemos que saber que ya vendrán otras, porque así es la vida, subir una montaña tras otra. También les conté sobre cómo nos sentíamos allí arriba, de la importancia de estar en el grupo, del temor a quedar marginado. Y como también, cuando salimos de la montaña, lo que más queríamos era estar con nuestros amigos, reírnos juntos, disfrutar de nuestros códigos, y la molestia que me ocasionaba las demostraciones excesivas de cariño de mi familia.

Les hablé también de la importancia de la recuperación, de cómo pude hacer una vida normal después de pasar un hecho extraordinario, y de mil cosas más de las que siempre hablo. Pero es la primera vez que hablo para jóvenes de 13 a 18 años. Fue una experiencia fuerte que disfruté mucho.

Al terminar, el Padre Santiago Aduriz me hizo notar que San Ramón Nonato, es el santo de la vida, el patrono de las embarazadas, y que además su fecha es el 31 de agosto. El día de mi cumpleaños.

Friday, September 18, 2009

Conferencias con Altgelt: a modo de resumen

Cuando el año pasado, cuando conocí a Miguel Altgelt jugando golf, no imaginaba que era el comienzo de una gran amistad.

Meses después, Miguel me llamó un día, conmovido, leyendo “La Sociedad de la Nieve” y habiendo encontrado algunas intervenciones mías en You Tube.

Quería que participara en una reunión con la gente de su empresa para que los ayudara a superar sus montañas, a encarar el futuro con entusiasmo y solidificar el trabajo en equipo.

La reunión fue muy buena, y al término de la misma, Miguel y Francisco, su hijo, me pidieron hacer extensiva la reunión para sus clientes, amigos, amigos de sus amigos y también, mis amigos.

Así nacieron las dos conferencias que con el título “Lecciones de Sobrevivir a los Andes” realicé en marzo y septiembre en el Auditorio del Colegio San Pablo. Ambas fueron emocionantes y conmovedoras, aunque distintas entre si.

En la primera, con el auditorio absolutamente colmado, sentí la presencia de muchos amigos míos que me han acompañado durante toda mi vida desde que salí de la montaña pero que nunca se habían animado a hablarme del tema. Esa fue la oportunidad de mostrarles la otra cara de la montaña, esa cara que todos imaginaban, pero que ellos por respetar mi intimidad, nunca me habían pedido que les mostrara.

También estaba mi madre, mi “primer fan”, quien durante todo este tiempo me acompañó dando gracias a Dios, todos los días, por haberme traído de vuelta. Ella nunca había escuchado mi historia completa y fue muy emocionante que hubiera viajado desde Montevideo, dejando a mi Papá enfermo al cuidado de mis hermanas para escucharme.

La segunda conferencia fue también muy intensa. Con un video preparado por el equipo de Miguel con fotos del rescate y también de mi familia, de mis hijos, de Noelle, de Papá que había fallecido unos días atrás y de mi nieto Mateíto, que de partida me hicieron subir al escenario con lágrimas en los ojos y un nudo en la garganta.

Por todo eso, creo que valieron la pena. Yo pienso que nuestra recuperación de la montaña es una línea recta que se inició allí en Los Maitenes cuando salimos de los Andes y que aún no ha terminado; porque reuniones como las que organizó Miguel, en la cual contamos nuestra experiencia y recibimos el cariño y la comprensión de todos quienes nos escuchan, nos han ayudado a reinsertarnos en la sociedad y vivir vidas plenas y fructíferas.

Friday, September 11, 2009

Otra conferencia con Miguel Altgelt

Hace unos días, se hizo la segunda conferencia organizada por Miguel Algelt. Fue una conferencia intensa. Por de pronto, estaban varios de mis amigos que alguna vez han pasado con su testimonio por este blog.

Ya desde el principio, Miguel Altgelt me sorprendió con un video donde se muestran escenas del rescate, de nuestra vida posterior y termina con fotos con Noelle, mis viejos, mis hermanos, mis hijos y con Mateíto, mi nieto. Ya subí al escenario con lágrimas en los ojos y un nudo en la garganta.

Entre los que estuvieron presentes, estaba Hugo, quien siendo navegante designado para el fatídico vuelo en el que nos accidentamos, intercambió favores con Ramirez y él quedo esa vez en tierra y salvó su vida. Hugo, quien hoy es uno de los participantes del grupo Re-Viven, me mostró el plan de vuelo programado y dónde fue que sus colegas al mando del avión, a los 2 minutos de sobrevolar el paso Planchón, equivocan el rumbo e inician el descenso en el medio de la Cordillera de los Andes.

Estaba también Elina, a quien no había visto en 35 años y quien dejó un testimonio imborrable en este blog cuando contó cómo parturienta y sufrida había vivido el accidente y mi rescate.

Estaba también Miguel Savage, combatiente de Malvinas, quien dejó en este blog el testimonio de su experiencia límite, olvidado por la sociedad en un pozo de combate pesando solo 52 kilos y rodeado de sus compañeros muertos. Después que habló Miguel, yo expliqué porqué a mi entender nosotros hemos tenido una reinserción algo más fácil a la sociedad, y ellos, combatientes de Malvinas, tanto más difícil. Hablé del aplauso sanador que recibimos cuando volvimos y del cariño y del afecto que hemos sentido siempre, incluso y por supuesto, por parte de los familiares de los caídos.

Lo más emocionante fue cuando uno de los participantes, espontáneamente propuso un reconocimiento y aplauso sanador para Miguel y sus compañeros, quienes no lo habían recibido cuando volvieron de la guerra.

Fue un instante increíble, una ovación enorme que Miguel Savage agradeció enormemente a todos los que en ese momento le estaban ofreciendo su cariño y comprensión. Creo que le hizo mucho bien.

Solo faltaron Juan Pedro y Sandra.

Friday, September 4, 2009

Atravesando la Adversidad

He escrito un artículo que supongo que en algún momento publicaré en algún medio y que mientras tanto trataré de ir validándo con experiencias de terceros cuando lo pueda hacer.

En este artículo, que por ahora titulo “Atravesando la Adversidad”, describo los elementos que nos han ayudado a nosotros a superar nuestra cordillera y lo aplico a las situaciones que las personas y las empresas, enfrentan cotidianamente cuando los visita la adversidad. Si bien no hago mención explícita a nuestra montaña, ella está siempre presente.

Resumidamente, estos elementos son:

* Lo primero, defender lo más importante, la vida misma.

* Después, no quedarse solo. Buscar contención, compartir, dialogar.

* Ser realista. Aceptar y negociar con la realidad. Buscar lo positivo.

* No perder el panorama. Subir al balcón y ver el horizonte.

* Guardar la esperanza. Trabajar duro y perseverar.

* Y por último, darle sentido a la adversidad y aprender.

En la reflexión me ha ayudado el libro de Alvarez de Mon “Desde la Adversidad” y varios amigos a quienes ya les he circulado un borrador.

Gracias a ellos por sus comentarios.

Sunday, August 30, 2009

Algorta Sr.

Ayer murió mi Papá.

Tuvo una larga enfermedad pero ahora descansa en paz. Podría decir mucho sobre él, pero será en otra oportunidad.

Agradezco, por este medio, a todos los que me han expresado sus condolencias.

Gracias a todos nuevamente.

Saturday, August 22, 2009

Aguas abajo

Yo había vivido en Chile unos años antes y conocía algo la montaña. Al menos, sabía que para salir, debíamos seguir el curso de las aguas hacia abajo.

De hecho, la primera expedición salió hacia el este, siguiendo el curso de las aguas, esperando que en algún momento el valle doblara hacia el oeste y nos sacara hacia Chile. Estábamos convencidos de que estábamos en el lado chileno, por más que estábamos en un valle que se abría hacia el este, tapado por una enorme montaña que después supimos que era el volcán Sosneado.

Pero esa expedición fracasó. Después de algunos días de caminata hacia abajo, nuestros expedicionarios tuvieron muy mal tiempo, encontraron la cola del avión con valijas, alimentos y varias cosas más y cambiaron los planes. Desde entonces, tratamos de hacer funcionar una radio en vez de continuar caminando. No se que hubiera pasado si seguían caminando, quizás hubieran salido antes y dos vidas más se hubieran salvado; quizás no, quizás el mal tiempo reinante los hubiera acabo antes.

Cuando finalmente fracasó el intento de hacer funcionar la radio, los expedicionarios salieron esta vez hacia el oeste, directamente escalando la espantosa montaña que teníamos a nuestras espaldas. Yo había dicho lo que pensaba, pero cuando el grupo decidió que había que salir hacia el oeste, me callé y apoyé con todas mis fuerzas la alternativa que se había elegido. No pensé más en la otra salida.

Monday, August 10, 2009

La presentación en el Newman

Hace unos días participé en la presentación de “La Sociedad de la Nieve” que se hizo en el Colegio Newman con Roberto Canessa, Pablo Vierci y Juan P Nicola. Estuvo muy bueno, lleno de gente y una comunidad que nos sigue con mucha atención.

Recuerdo que en la reunión dije algunas cosas. Lo primero es que allí arriba, no era todo paz y amor. Que si bien existió el afecto y el compañerismo entre nosotros, también teníamos nuestros conflictos y disputas. Como cualquier grupo humano trabajando juntos. Y que lo que nos unía, era la adversidad. Teníamos claro cual era nuestro objetivo, y trabajamos juntos para superarla.

La otra cosa es que lo que nos movía no era el amor desinteresado por salvar a nuestros compañeros. En el fondo, los más profundo, uno quería salvarse a si mismo. El instinto de supervivencia es individual, es lo más fuerte que tenemos, queríamos vivir; pero en la búsqueda de esa salvación, buscábamos la salvación del grupo, porque sabíamos que solos no podíamos. Nuestro trabajo de equipo no surgió de la razón ni de la búsqueda de la salvación colectiva; en el límite, surgió del deseo individual de cada uno por salir de la montaña. Cada uno quería salir, por eso trabajamos en equipo para salir. Es como los animales en una manada, tienden a juntarse, porque solos no pueden sobrevivir. Eso nos pasó a nosotros.

Wednesday, August 5, 2009

La caja de Pandora

Resulta ser que cuando Pandora abrió su bendita caja, escaparon de ella todas las maldades y plagas que azotan a los hombres, pero pudo cerrarla a tiempo y quedarse con La Esperanza, que venía mezclada con todas las tragedias.

Pandora, guardó La Esperanza para que los hombres puedan soportar todos los males.

Hoy estoy convencido de que lo que nos mantuvo con vida en la montaña fue La Esperanza. Siempre he dicho que mientras mantenemos la esperanza seguimos aferrados a la vida y ella nos da fuerza para luchar. Solo pediendo la esperanza uno se abandona y se entrega para morir.

La Esperanza de salir de allí, de seguir viviendo nos hizo superar mil adversidades, subir mil montañas, volver de cuando casi habíamos muerto.

Hay otra interpretación que dice que La Esperanza viene con las maldades y las dificultades, para que ellas sean más dolorosas aún para los hombres, para que nos animemos a desafiarlas. Si no hay Esperanza, uno se entrega, y no sufre más. La Esperanza te hace durar, te hace sobrevivir, te hace sufrir lo inimaginable para llegar al fin. Sin Esperanza nos entregamos. Por eso La Esperanza da sentido al sufrimiento.

No sabía que La Esperanza fue lo que quedó en la caja de Pandora. Qué bueno!

También La Esperanza es una de las virtudes teologales: “Lo que cura al hombre no es esquivar el sufrimiento y huir ante el dolor, sino la capacidad de aceptar la tribulación, madurar en ella y encontrar en ella un sentido……”.

Thursday, July 30, 2009

Fer


Fer es mi hija mayor. La luz de mis ojos.

Hace unos días, se casó en Madrid, con Rodrigo, un chico español.

Fer es muy importante para nosotros. Vino a los dos años de haber salido de la montaña, cuando éramos muy jóvenes. A partir de ella, Noelle y yo comenzamos a construir una pareja fuerte y una familia que dura hasta el día de hoy.

Fer, fue la primera que nos dejó para irse a vivir a España. Es puro sentimiento, voluntad, pasión y ganas de vivir. Su boda, como dicen en España, fue muy linda, muy a lo Fer, única y personal.

Ojalá que la pareja y familia que construyan con Rodrigo crezca y perdure, y que por sobre todo sean muy felices. Fer lo pondrá todo de sí; tiene una fuerza de voluntad admirable que la ayudará con todas sus montañas.

Rezo para que se cumplan todos sus deseos y que además, nos traiga algún nieto.

Wednesday, July 22, 2009

Desde la Adversidad

He leído con sumo interés “Desde la Adversidad”, el libro de Alvarez de Mon.

Me sentí muy identificado con lo que se escribe en ese libro. El autor rescata varios casos límite de gente que ha enfrentado la adversidad y ha seguido adelante. Menciona como características de estas situaciones la importancia del grupo en la supervivencia y en la recuperación, la importancia de trabajar para el día siguiente para llegar al final, la significación de la inmediatez y lo relativo del largo plazo. Rescato además la visión de que después de una montaña, viene otra, y que para esa que viene no necesariamente estamos mejor preparados. Y que en definitiva, se puede aprender, pero la vida sigue igual y nos presenta nuevos retos y desafíos.

El escritor reflexiona en particular sobre la forma como diferentes personas han atravesado la adversidad, y entre otros menciona a Mandela, Hellen Keller, Messner, Lance Amstrong, Shackleton y a mi hermano Gustavo Zerbino quien ocupa un papel preponderante en ese libro.

Presenta a un Zerbino muy profundo, que dice cosas muy bonitas y muy lógicas. Que tienen mucho sentido.

Me gustó lo que dice Zerbino.

Thursday, July 16, 2009

Lo más importante

De qué se trata nuestra tragedia en los Andes?

Hoy creo que lo nuestro es fundamentalmente un viaje a lo más básico del ser humano, un viaje a reconocer en las situaciones límites el instinto más fuerte que tenemos todos, el instinto de supervivencia.

Por supuesto que trato de extraer algunas lecciones, intento racionalizar algunas cosas, pero al final me vence la emoción cuando aparece lo que verdaderamente importa, lo que está presente en nuestro relato: cuánto queríamos vivir, cómo surge de nuestro interior esa fuerza que todos tenemos para superar las montañas más complicadas.

Y me conmuevo por todo lo que el ser humano puede hacer cuando está solo consigo mismo, en contacto con lo más básico; respirar, comer, vivir, pensar poco, recordar menos. Cuando vive bajito, cuando todo lo que intenta hacer es conservar energías para poder vivir un día más, si quiere tener esperanzas de llegar hasta el final de su viaje. Concentrado en uno, pero dando todo.

Thursday, June 25, 2009

Viviendo bajito

El otro día estuve conversando con un experto montañista que ha subido varios “ochomiles”.

Me dijo muchas cosas que me recordaron cómo vivimos nosotros en la montaña; viviendo bajito. Me habló de la importancia de “conservar energía”. Estando en grandes alturas, la falta de oxígeno hace que todo cueste más, respirar cuesta más, pensar cuesta más, vivir cuesta más. Hay que alimentarse muy bien e hidratarse en abundancia, pero sobre todo, cuidar la energía, vivir con las señales vitales al mínimo.

En grandes alturas, la gente no piensa mucho, es difícil tener pensamientos complejos, uno piensa poco, porque pensar también cuesta. Los grandes montañistas experimentan ese volver a lo más básico del ser humano, a la necesidad de concentrarse en respirar, en vivir, en pensar muy bien cual es su próximo paso, para poder llegar a la cima.

Viviendo bajito, también es el título de mi capítulo en la “Sociedad de la Nieve”. Creo que refleja muy bien cómo vivíamos allí.

Wednesday, June 17, 2009

Más sobre Shackleton

Ayer pensaba en Shackleton. Ellos estuvieron a principios del siglo pasado, dos años perdidos entre los hielos Antárticos antes de que todos los 27 tripulantes del Endurance fueron rescatados, por el mismo Shackleton quien fue a buscar a sus hombres.

Cuenta la historia que una de las grandes preocupaciones de Shackleton era mantener la motivación de su gente. Tenían sus fiestas, organizaban partidos de futbol en el hielo, representaban obras teatrales y cantaban. Incluso tuvieron la humorada de raparse la cabeza para una fecha determinada. Qué es eso sino una fortaleza emocional encomiable?

Una de las pasajes que me impresiona de la historia de Shackleton, es la mención que hace de su última caminata cruzando la cordillera helada de la isla San Pedro en las Islas Georgia del Sur, a donde había arribado, en búsqueda de la estación ballenera. En determinado momento eran dos, pero él dice que tenía la sensación de que había un tercero caminando con ellos. Esto es tomado por S.T. Elliot en un poema que dice:

“When I count, there are only you and I together
But when I look ahead up the white road
There is always another one walking beside you”

“ Cuando cuento, estamos solamente tu y yo
Pero cuando miro hacia delante en el camino blanco
Siempre hay otro más caminando a tu lado.”

Me gustó. Les voy a preguntar a Nando y Roberto qué opinan de este pasaje.

Saturday, June 6, 2009

Si, quiero vivir!

En estos últimos tiempos he estado reflexionando sobre qué queda en el fondo de nuestra tragedia en los Andes, qué es lo importante, qué es lo que trasmito cuando doy mi testimonio.

Creo que lo importante es el “Sí, quiero vivir!”. Es el grito que surge en los momentos más desesperantes cuando sepultados por la nieve o en las situaciones más límites, dijimos, “Sí, queremos vivir!”.

Y ese “Sí quiero”, es un hacerse cargo de la situación, es no dejar que el destino nos llevara de un lado al otro, es no dejar que el tiempo, la nieve y el frío nos terminaran de sepultar en el olvido. En esas situaciones límites no dejamos que la adversidad nos derrotara y dijimos que “Si, queríamos vivir”.

Pero no estábamos solos, el sí quiero individual se transformó en un “Sí, queremos” y se hizo más fuerte que la montaña. Solos no lo hubiéramos hecho y cuando decimos “si quiero” lo hicimos apoyados en los demás, que también decían lo mismo.

Allí, sepultados por la avalancha de nieve, a punto de morir dije “sí quiero, me hago cargo, y trabajé para salir.” Pero por otra parte, ese “si, quiero”, no nos distingue de otras personas, surge de nuestro instinto más básico, y esto convencido de que cualquiera en nuestra situación, hubiera dicho lo mismo.

Eso nos pasa después en nuestras vidas. En distintos ámbitos la vida nos ofrece innumerables oportunidades donde debemos dar un paso al frente y hacernos cargo de lo que nos pasa.

Esto no quiere decir que los que no salieron de la montaña no querían. Todo lo contrario, muchos de ellos también dijeron que sí, que querían vivir. Pero lamentablemente no era su momento y murieron. Porqué ellos y yo no, eso no lo sé. Estoy seguro de que en muchas ocasiones, aunque queramos, no podemos, pero igual debemos hacernos cargo de la situación y tratar de salir. Pero cuando no podemos, también es importante aceptarlo y entregarnos, con la tranquilidad de que hicimos todo para salir.

Saturday, May 30, 2009

Colombia

Siempre me ha impactado la historia de los secuestrados por la guerrilla colombiana. Cómo es que han podido sobrevivir varios años de reclusión en las condiciones más atroces en un ambiente de máxima hostilidad.

Cuando estuve en Colombia hace casi dos años, el policía John Franklin Pinchao había escapado de sus captores y después de vagar varios días por la selva consiguió su libertad. En su increíble relato, trajo noticias de Ingrid, Clara y de varias personas que aún seguían secuestradas.

La noticia me conmovió. Yo había ido a Colombia a hablar sobre la Tragedia de los Andes, pero allí en Colombia me sentía pequeño, me daba algo de vergüenza, lo mío había pasado 35 años atrás, lo de ellos estaba pasando en esos momentos.

Hoy, los secuestrados más conocidos están en libertad. Clara, Ingrid, Consuelo y otos han sido recuperados, pero aún quedan otros privados de su libertad. Pronto volveré a Colombia, me llena de impresión que caminaré por las calles de Bogotá y no lejos de allí, todavía hay quienes sufren en la selva la más atroz de las injusticias, privados de su libertad fuera de toda ley y control.

He leído el libro que Clara Rojas ha publicado recientemente. Lo he terminado en llanto. El relato de su maternidad en la selva y su liberación buscando el reencuentro con su hijo es conmovedor.

Ojalá algún día me pueda encontrar con ella para decirle cuanto yo, sobreviviente de los Andes, la admiro y la comprendo a ella, sobreviviente de la selva.

Friday, May 22, 2009

Cuando volvimos

Mi hermana Gloria dice que cuando volvimos de la montaña, no sabían cómo tratarnos. Me cuenta además que sentían una enorme contradicción; por una parte una alegría enorme por nuestra vuelta pero también una gran tristeza por nuestros amigos que no volvieron.

Ella dice que prestábamos muy poca atención a la familia, a quienes nos habían ido a recibir cuando fuimos rescatados. Todavía estábamos como protegidos por el aura de la montaña; queríamos estar entre nosotros, seguíamos viviendo el espíritu de la supervivencia y no prestábamos atención y hasta rechazábamos las muestras de cariños de nuestros familiares y amigos.

Gloria también me dice que una de las cosas que más le sorprendió fue nuestra frialdad al tratar el tema de la muerte, nuestra familiaridad con ella, cómo podíamos pasar de los temas más sencillos y amables a los temas más duros y escabrosos. Incluso les llamaba la atención la naturalidad con la que hablábamos de nuestros amigos muertos. Como si no hubiéramos hecho el luto por ellos.

El ajuste no fue fácil, para ellos nosotros estábamos volviendo de la muerte. Pero nosotros sólo estábamos llegando de un largo viaje en el cual tuvimos que adaptarnos a situaciones difíciles y hacer cosas increíbles, pero no volvíamos de la muerte. 

Wednesday, May 13, 2009

Conversando con Roy Harley

Durante el lanzamiento de la “Sociedad de la Nieve” en la Feria del Libro de Buenos Aires, escuché por primera vez a Roy Harley hablar en público. Me encantó. En la conferencia de prensa dijo que si tuviera que poner en una balanza todo lo que sufrió en la montaña y todo lo que vivió después, esto último le gana con creces a lo sufrido en la montaña, con lo cual está por demás contento de haber vivido. Y estoy seguro que es así.

Después, en la presentación del libro, Roy contó cómo habían sido sus días posteriores al accidente, cómo mientras nosotros ya estábamos de vuelta con los nuestros, él pasó 15 días enchufado en un CTI en Santiago de Chile, debatiéndose entre la vida y la muerte. Su testimonio me conmovió.

Cuando se fueron todos, Roy y yo nos quedamos conversando un buen rato más. Me contó cómo fue la ida a la cola del avión. De los 10 días que pasó en la cola tratando de conectar la radio del avión, acompañado a veces de Roberto y otras veces de Nando y Tintín que iban y venían. De lo difícil que fue la vuelta al avión cuesta arriba. De los 38 kilos que pesaba cuando salió de la montaña. Yo lo escuché pasmado.

También le dije que si bien me gustaba mucho su idea de la balanza, yo no la podía aplicar, porque en mi caso no puedo cuantificar los sufrimientos y las angustias, no los puedo poner en la balanza. No puedo medir esa sensación, no sé cuanto frío sufrimos, cuanta angustia, cuanta sed, cuanto miedo; no recuerdo ni haber llorado a nuestros muertos, no tuve esa capacidad. Le comenté que estando en la montaña, la única vez que me conecté con mi casa y mis seres queridos, me puse muy triste y apenas pude llorar, por un instante. Pero después no pude pensar más en ellos; estando allí arriba nunca más lo pude hacer, algo en mi mente me bloqueó (protegió ?) y no me dejó.

Wednesday, May 6, 2009

Abandonándose

Nosotros no sabíamos si nos íbamos a salvar o no. Sabíamos que estábamos vivos y que teníamos una pequeña chance de sobrevivir, para la cual, trabajamos muy duro. No nos abandonamos y mientras sentimos que teníamos esa posibilidad, mantuvimos las esperanzas de salir de la Montaña.

De todas maneras, algunos de mis “hermanos sobrevivientes” dicen que al final, ya se habían entregado. Estaban muy débiles, habían perdido todas las fuerzas y se habían abandonado para morir, cuando justo fuimos rescatados. Coche, quien al final era piel y huesos, dice que sabía que iba a morir el día de Navidad, pero nos rescataron tres días antes. Nando dice que también sabía que iba a morir, pero que prefirió morir caminando.

Eso no me pasó a mí, yo siempre tuve la esperanza de que nos podíamos salvar, y esa esperanza me mantuvo con vida. En un momento, cuando creí que moría sepultado por la nieve en el alud, me entregué, porque no iba a vivir, pero en cuanto me quitaron la nieve de la cara y pude respirar nuevamente, recuperé las ganas de seguir luchando para vivir, y me volvió la energía que me mantuvo con vida en esos difíciles momentos.

 

Friday, May 1, 2009

Una Conferencia con Roberto Canessa

Me invitaron a escuchar una conferencia de Roberto Canessa en el Colegio Marín organizada por el Encuentro Cristiano de Jugadores de Rugby. Había más de 1.200 personas.

La conferencia estuvo muy buena. Roberto es muy espontáneo y natural, y relató su testimonio describiendo nuestra experiencia con abundancia de anécdotas y situaciones.

Cuando terminó, invitó a Laura, su mujer, a Juan Pedro Nicola, cuyos padres murieron en los Andes y a mí, a subir al escenario. Yo ya estaba preparado porque ya lo había hecho casi 2 años antes en otra reunión.

Entre todos contestamos preguntas. Roberto contestaba una parte y después me preguntaba si yo tenía algo que agregar. En determinado momento le preguntaron algo sobre la heroicidad. Y él dijo que él no se consideraba héroe, que era el grupo el que había trabajado para salir, que todos cooperaron para alcanzar los resultados y que sin el grupo él no podría haber hecho lo que hizo. En ese momento yo pedí la palabra y dije que si bien el equipo fue fundamental, algunos habían hecho contribuciones más importantes. El y Nando habían hecho lo heroico, lo que yo no podría haber hecho, caminaron 10 días por la montaña sin ningún equipo y consiguieron ayuda y que gracias a ellos nos habíamos salvado. Terminé diciendo que para mí, ellos eran nuestros héroes.

A la gente le gustó lo que dije y cerraron mis palabras con una ovación increíble. Abracé a Roberto y sonreímos. Laurita a mi lado me susurró, “y ahora quién lo banca a éste!!!!”

Saturday, April 25, 2009

El Club de los Sobrevivientes

Estoy leyendo un libro llamado “The Survivors Club”. Aparentemente ha sido un éxito en los Estados Unidos y la revista Newsweek ha hecho una nota de tapa sobre el mismo. Nando Parrado me había hablado del libro y de hecho su testimonio es tomado por el autor.

Encontré que tiene algunas ideas buenas, varios de testimonios conmovedores y lamentablemente muchas páginas de relleno.

Entre las ideas interesantes, me gustaron las siguientes:

  1. Todos somos sobrevivientes. Todos tenemos en nuestras vidas una experiencia límite. O alguien muy cercano a nosotros la tiene y experimentamos la angustia y el dolor del límite. Pero también nos recuperamos y hacemos nuestra vida normal, por eso somos todos sobrevivientes.
  2. La sobrevivencia no es relativa. Mi experiencia de sobrevivencia no es menor o mayor que la de otros. Todos nos enfrentamos a las experiencias límites con todo nuestro ser y nos jugamos enteros en ellas. Un accidente, una operación, un límite, para quien lo sufre, es tan grave como el mío o el de cualquier otra persona.
  3. Todos podemos un poco más. Todos resistimos más que lo que creemos. Nuestra fuerza interior y nuestra fortaleza física nos hacen mover montañas y podemos superar los obstáculos más difíciles, aunque a priori pensemos que no lo podremos hacer.

Además, en los testimonios recogí algo que yo comparto: Los sobrevivientes no se quedan enganchados, la mayoría ha podido rehacer sus vidas y no se creen distintos de los demás.

Tuesday, April 14, 2009

Leyendo "Rodeáte de los Mejores", el libro de mi amigo Claudio

Claudio Fernandez Araoz ha publicado un maravilloso libro llamado “Rodéate de Los Mejores” en el cual resume toda su experiencia como uno de los más prestigiosos “Cazadores de Talentos” a nivel mundial.

Claudio es además uno de mis mejores amigos, y porqué no, uno de mis “mentores” más apreciados.

El libro comienza citando una conversación con el mismísimo Egon Zehnder, fundador de la firma para el cual él trabaja, en la cual Egon en persona le comenta a Claudio cual es la clave para el éxito en una carrera empresaria. Y la clave según Egon es la “suerte”. Sí, más allá de la genética, de la educación, de los primeros trabajos, de la familia, la “suerte” es el primer determinador del éxito personal en el campo empresario.

En mi caso, soy una persona con suerte. No solo me ha ido bien en mi carrera empresaria y tuve una buena familia, sino que además, me estrellé en un avión cruzando los Andes, y sobreviví. En realidad tuve la mala suerte de estar en ese avión, pero la buena suerte de estar sentado en el asiento adecuado. Pero más allá de la fuerza, del coraje, de la empatía, de la fuerza emocional y de la presencia de Dios, tuvimos suerte. Mis amigos que no volvieron, no la tuvieron, no eran ni mejores ni peores que nosotros, simplemente estaban sentados en el lugar equivocado.

Claro, que la suerte no es todo, como dice Claudio, la suerte es el primer factor, pero claramente hay que ayudarla.

Además hay otro tema que me ha impresionado en el libro de Claudio, y que se lo comenté personalmente: Nosotros no podíamos “rodearnos de los mejores”. Yo no elegí con quién me caí en los Andes, tampoco elegí a mis hijos ni a mis hermanos, son los que Dios me dio o vinieron. En muchas ocasiones en la vida empresarial o personal, te ocurre lo mismo: uno no puede elegir con quién puede rodearse, y debe convivir y trabajar, y alcanzar objetivos y éxitos, con los que tiene.

De hecho, creo que uno de los primeros deberes de todo jefe, supervisor, líder o CEO es justamente obtener el mayor provecho de la gente que lo rodea para que se alcancen los objetivos del grupo y los personales. Eso hicimos nosotros en la montaña, ese fue nuestro gran desafío y lo conseguimos.

No creo que existan los “dream teams” en abstracto. Después de trabajar mucho tiempo en las empresas, creo que no existen los equipos ideales, somos todos de carne y hueso, con un poco más de suerte y algunos talentos “democráticamente” distribuídos. Los equipos que alcanzan los resultados extraordinarios tienen una combinación especial de gente con ganas de trabajar, talentos adecuados, gran liderazgo y mucho trabajo en equipo que potencia los talentos de cada uno. Y el gran desafío es alcanzar objetivos extraordinarios con gente normal, como cada uno de nosotros. En ocasiones, uno puede elegir con quien puede trabajar, y en ese caso buscará rodearse de los mejores, para esa situación en particular, no con los mejores en abstracto.

Pero para nosotros en la montaña, como en muchos órdenes de la vida, esa no era una opción y debimos extremar los esfuerzos para trabajar con lo que teníamos.

Saturday, April 4, 2009

El Equipo de Supervivencia

Cuando caímos en la montaña éramos un grupo de personas alrededor de un equipo de rugby.

Después, el equipo de rugby fue desmembrado. Pero el grupo se transformó en un equipo de supervivencia.

Lo que diferencia un equipo de un grupo, es justamente que el equipo tiene un objetivo común y además se necesitan unos de otros para alcanzar ese objetivo. El objetivo del equipo de rugby era jugar y ganar un partido de rugby. Ese objetivo quedó sin sentido una vez que nos accidentamos, por lo cual, tuvimos que generar otro objetivo y construir un equipo de supervivencia. El equipo de rugby dejó paso al equipo de supervivencia, donde obviamente se necesitaron distintas habilidades y organización para alcanzar el objetivo.

Tuvimos nuestro tiempo para las críticas y los elogios, para aclarar los objetivos y discutir estrategias, para las peleas y las reconciliaciones, para adaptarnos al nuevo entorno y encontrar los nuevos roles de cada uno. También tuvimos tiempo para ensayar las propuestas que no funcionaron y por suerte para implementar las propuestas que si funcionaron. En ese proceso, el grupo se transformó en un verdadero equipo de supervivencia.

Sunday, March 29, 2009

La reunión con Miguel Altgelt

Mi amigo Miguel Altgelt me ha pedido que hable sobre “Las Lecciones de Sobrevivir a Los Andes” en una reunión que él organiza para sus clientes y amigos. También me ha permitido invitar a algunos amigos míos. En total, habrá como 450 personas.

Espero que sea una gran reunión, ya que por un lado deberé responder a Miguel por el esfuerzo que está haciendo para que todo salga bien. Incluso ha mandado a hacer un increíble video con fotos de la montaña y mi vida personal que es muy conmovedor. Por otro lado hablaré a mis amigos de "toda la vida", quienes solo me han escuchado hablar tangencialmente de la montaña.

Pero además, estarán allí otras personas muy importantes para mí. Va a venir mi madre, quien dejará a Papá al cuidado de mis hermanas en Montevideo y vendrá prácticamente por el día para escucharme. Por supuesto que hemos hablado del tema con ella, pero nunca me escuchó hablar en público. Tanto para ella como para mí, será una experiencia muy particular.

Espero que no se me quiebre mucho la voz y mi testimonio llegue limpito.

Monday, March 23, 2009

Quilmes

El otro día hablé en la Cervecería Quilmes.

Fue una presentación muy emotiva ante más de 700 personas. Comencé diciendo que esta vez, iba a hablar del “otro lado de la montaña”, de la que no les había hablado cuando trabajé allí.

Conocía a muy poca gente, ya que quedaban pocos de mi época. Sólo conocía algunos gerentes que en mi tiempo eran solo jóvenes profesionales, algunos “mayores”, y muy pocos distribuidores. Como decían ellos, Quilmes evoluciona.

Pero lo que más me agradó, fue el recibimiento que me dio Bernardo, el nuevo Presidente de Quilmes, hombre joven, recién venido del Brasil,  hombre del riñón de los nuevos dueños.

Cuando conversamos, no solo me dijo que las puertas de Quilmes estaban abiertas, sino que Quilmes es lo que es, gracias a todos los que trabajamos en ella en el pasado. Gracias a todos los que pusimos el hombro y contribuímos a que hoy  sea grande y tenga un enorme futuro. Me dijo que los hombres pasan, pero las organizaciones evolucionan, crecen y se proyectan, y que reconocía que nuestro trabajo en el pasado hizo posible el presente.

En la charla, dije algo que nunca había dicho. Dije que nuestra recuperación de la montaña no había parado nunca. Que era como una línea que sigue creciendo, y que eventos como ese, donde me invitaban a hablar del “otro lado de la montaña”, me permitían abrirme, me hacían crecer y que sentía que me ponía al día con mucha gente. Siento que nunca paramos de recuperarnos, porque no hemos parado de crecer.

Sunday, March 8, 2009

El aporte de Carlyle

Carlyle es una vieja amiga que asistió a una de mis presentaciones y me hizo algunos comentarios interesantes sobre la relación que hay entre el mundo de todos los días y lo que vivimos nosotros en los Andes.

Ella dice que soy claro cuando digo que cada uno de nosotros individualmente quiso vivir, que fue una decisión personal, pero que nos dimos cuenta que teníamos más posibilidades de sobrevivir si trabajábamos como equipo. Eso pasa también en otros ámbitos de la vida, cada individuo debe decidir qué quiere hacer, en qué trabajo estar, en qué equipo estar, en función de sus intereses personales, y que el trabajo del jefe es justamente armonizar la búsqueda de los objetivos personales con los objetivos del grupo.

Carlyle también dice que durante mi charla menciono que el grupo permanentemente hablaba y discutía los temas que se nos presentaban. Estábamos permanentemente conversando y comunicándonos. Carlyle dice que en la vida nos comunicamos poco, hablamos poco, no generamos la confianza necesaria para hablar abiertamente de los problemas que enfrentamos. Ella dice que la gente no se da cuenta que cuando ponemos un problema sobre la mesa para discutir, en la medida que hablamos sobre él empiezan a surgir soluciones y alternativas, y de esa manera, simplemente hablando y comunicándonos con honestidad, los problemas empiezan a resolverse, cambian de naturaleza.

Otro comentario de Carlyle es sobre el aporte de cada uno al grupo. Ella dice que la dureza de nuestra experiencia hizo que cada uno diera lo mejor de sí para el grupo. Y en la vida, eso no pasa naturalmente, la gente no contribuye con lo mejor de sí, contribuye con lo que le es más fácil o simplemente le piden. Carlyle dice que los jefes deben tener la capacidad para identificar las fortalezas relativas de la gente y pedirles que aporten de acuerdo a su mejor capacidad. No se trata de corregir debilidades, sino de construir sobre las fortalezas de cada uno.

Finalmente, Carlyle opina que en mi presentación de alguna manera minimizo la decisión de alimentarnos de carne humana y lo presento como algo natural debido a que no teníamos otra alternativa. Ella dice que lo que hicimos nosotros fue cuestionar uno de los valores básicos de nuestra cultura y nuestros hábitos y que por otra parte, generamos otros valores muy particulares que nos permitieron funcionar como sociedad. Ambas situaciones tienen su paralelismo en la vida normal, muchas veces uno tiene que tener el valor de cuestionar creencias y hábitos muy internalizados y cambiar para adaptarse y sobrevivir a los desafíos que se nos presentan. Por otra parte, allí en la montaña generamos valores y hábitos muy particulares que regularon nuestra conducta y produjo la solidaridad y cohesión que nos permitió salvarnos. Por ejemplo, cuando uno comía más de lo que correspondía, el castigo era el aislamiento, la marginación del grupo, el peor de los castigos en aquellas circunstancias.

Creo que Carlyle ha hecho observaciones muy pertinentes y profundas sobre las que seguiré trabajando. Thank you Carlyle.

Friday, February 27, 2009

Errores que cometimos en los Andes

Yo sé que cometimos muchos errores.

Uno de ellos fue no haber usado el poco fuego que teníamos para hacer señales. No sé si alguien lo hubiera visto, pero en algún momento podríamos haber quemado algún asiento del avión o parte de lo que estaba en la cola. Quizás una columna de humo saliendo de la nieve podría haber sido avistada por alguien. Pero la verdad es que no recuerdo ni que hayamos hablado del tema en serio.

Otro error fue relativo a nuestra hidratación. Tomábamos agua directamente de la nieve, derritiéndola con chapas del avión y recogiéndolas en botellas. Al principio, cuando hacía mucho frío, era un trabajo muy arduo. Al final, con el clima más templado, dejó de ser un problema, agua había mucha, pero era agua demasiado pura, sin minerales. De todas maneras bebíamos mucho y algo nos hidrataba.

Sin embargo, hace poco me enteré de lo que deberíamos haber hecho para mantener la hidratación. Deberíamos haber usado nuestra propia orina para derretir la nieve y enriquecer el agua. De esa manera, habríamos mantenido mejor la hidratación del cuerpo.

La verdad, es que no se nos ocurrió, pero parece tan obvio.

Sunday, February 22, 2009

El rescate de Federico Campanini

Federico Campanini no pudo ser rescatado del Aconcagua y murió, después que otros 3 miembros de su expedición sí pudieron ser rescatados. Después de haber equivocado la ruta de descenso, Campanini tuvo una participación significativa en el rescate de los 3 andinistas, pero él no pudo volver.

Se ha divulgado un video que puede ser visto en You Tube donde muestra a un Federico Campanini agotado y casi desahuciado, tratado con rudeza por los miembros de la patrulla de rescate. La prensa dice que se ha hecho un planteo judicial por “abandono de persona”.

Solo puedo decir una cosa. No podemos juzgar con los parámetros de la civilización lo que ocurre a 6800 metros de altura. Los rescatistas estaban ellos mismos en serio peligro, y su primera obligación es su propia seguridad. A 6800 metros de altura, nada es como en el llano, todo pesa 3 veces más, el oxígeno apenas existe, y las decisiones tomadas allí, no las podemos juzgar después en nuestras mesas.

Creo que solo los que allí estuvieron y los expertos pueden discutir y reflexionar sobre qué faltó y qué otras cosas deberían haberse hecho para mejorar las posibilidades de un rescate exitoso. La divulgación del video y la judicialización del caso no ayudan. Los cuestionamientos públicos solo hacen que los rescatistas pensarán dos veces antes de volver a arriesgarse en la montaña.

Sunday, February 15, 2009

Actitud?

Otra vez escuché a alguien muy serio decir que los que nos salvamos, lo hicimos porque teníamos la actitud correcta, implicando de alguna manera que los que no volvieron, no tenían la actitud correcta.

Eso no es así. Los que nos salvamos fuimos los que estábamos sentados en el lugar adecuado el día que nos accidentamos en la montaña o que estábamos sentados en el lugar adecuado el día que nos cayó el alud. No somos ni mejores ni peores que nuestros amigos que no volvieron, tuvimos más suerte, fue la mano de Dios o el destino. Pero no hicimos nada diferente.

Y los que murieron después, lo hicieron por heridas recibidas en el accidente o en algún momento posterior. Solamente Numa murió por franca desnutrición y es el camino que hubieran seguido en pocos días Coche y Roy, que estaban ya en el límite. Ninguno murió porque no quiso vivir. Todos queríamos vivir, más que nada en el mundo. 

Wednesday, February 11, 2009

Esperar 72 días

A veces pienso que si alguien nos hubiera dicho cuando nos accidentamos en los Andes, que no nos preocupáramos, porque en 72 días nos iban a venir a buscar, seguramente habríamos muerto.

No me imagino cómo nos hubiéramos organizado y preparado para sobrevivir esos 72 días en condiciones totalmente inhóspitas, sin alimentos, con temperaturas varios grados bajo cero, rodeados de nuestros compañeros muertos y a más de 4000 metros de altura.

Aún cuando preparábamos las expediciones, siempre teníamos la secreta esperanza que nos encontrarían antes, y cuando nuestros caminantes se fueron, jamás pensamos que iban a caminar por 10 antes de salir de la montaña. Siempre creímos que nos podrían venir a buscar en cualquier momento, y que debíamos sobrevivir unos días más. Sobreviviendo día a día, pensando en que nuestro rescate no estaba tan lejos, pudimos llegar al fin de nuestra odisea. Nunca pensamos que íbamos a estar tanto tiempo en la montaña.

Sin embargo, esta es una conjetura. Si hubiéramos tenido la certeza de que debíamos sobrevivir 72 días antes de que nos vinieran a buscar, no sé lo que hubiéramos hecho. Quizás sentarnos a esperar, o quizás justamente desesperar. En realidad, no lo sabemos.

Friday, January 30, 2009

Sobre traumas y monumentos

Hay conversaciones virtuales que adquieren vuelo propio y son muy interesantes. Yo aprendo mucho de ellas. Esta es una de ellas, es un poco larga, pero me parece que vale la pena. Empezó con un mail recibido en la página www.viven.com. :

……..cuando doy clases en Facultad de Psicología, porque soy psicólogo y psicoanalista, hablando de lo que son los acontecimientos traumáticos con los estudiantes hago algunas referencias a la tragedia de los Andes. Últimamente les tiro una pregunta que los deja mudos, sin saber qué responder. Les planteo que piensen porqué los 16 sobrevivientes de los Andes se reinsertaron a la sociedad y pudieron hacer su vida exitosamente, y que lo comparen con los testimonios de los ex-combatientes de Malvinas, de quienes sabemos que han tenido una reinserción más difícil. Porqué?

Diego Nin

Hola Diego, a mi también me preocupa esa pregunta.

Cuál es tu respuesta, es que no hemos tenido estrés post traumático? Porqué a la gente de Malvinas les cuesta tanto hacer una vida normal y a nosotros no?

Muchas gracias,

Pedro Algorta

Hola, Pedro, gracias por tu amable respuesta. También me respondió Coche Inciarte, muy gentilmente. Él dice que la terapia se la hicieron ustedes mismos allá, durante los 72 días en la montaña y que por eso les ha ido tan bien luego. Por mi parte te puedo decir algunas cosas, a riesgo de aburrirte o de que te parezca algo demasiado general. Seré breve. La experiencia de ustedes tuvo elementos comunes con la situación límite de la guerra, aunque también diferencias importantes. El libro La sociedad de la nieve muestra que para algunos hubo estrés postraumático pero no traumas profundos.

Según los estudios de estrés post-traumático, especialmente lo que se ha visto en el trauma de guerra, hay tres elementos altamente traumáticos a tener en cuenta, partiendo de la evidencia de que el trauma no se constituye como tal por el solo hecho supuestamente traumático considerado en sí mismo.

1) En la guerra, un factor decisivo para el trauma es el sentimiento o la experiencia de lo que llaman LA TRAICION DE LOS JEFES, el abandono de los soldados a su suerte o el maltrato y ensañamiento. Los ex combatientes de Vietnam y de Malvinas no paran de hablar de esto. Los argentinos dicen haber sido mejor tratados por los oficiales ingleses, cuando fueron prisioneros, que por los suyos propios. No veo nada semejante a esto en la experiencia de Uds. ya que ni cuando cesaron la búsqueda el día 10 Uds. lo vivieron así. Y ni hablar de las relaciones que establecieron entre Uds., que fue algo maravilloso y decisivo para que pudieran salvarse.

2) El segundo es LA MUERTE DEL AMIGO, del amigo más querido y la culpa de no haber muerto con él y los otros, de no haber podido salvarlo etc. Esto sí aparece en los testimonios de una manera muy fuerte y con el plus de haber tenido que alimentarse de ellos. Creo que lo decisivo fue la manera en que lo manejaron allá, pero fundamentalmente lo que pasó al regreso, y esto nos lleva al punto 3.

3) VALORACION SOCIAL Y FAMILIAR DE LA EXPERIENCIA. Los soldados que regresaron fueron socialmente condenados, derrotados, al servicio de una aventura militar absurda de una dictadura genocida que perdía popularidad, estigmatizados. La sociedad los rechazó, no les querían dar trabajo, tenían que ocultar quienes eran y donde habían estado. La sociedad se avergonzaba de ellos, quería negarlos, olvidarlos, matarlos civilmente.

Por esto pienso que fue fundamental aquella inolvidable conferencia de prensa que dieron Uds. al regresar, en la cual dijeron todo y cómo lo dijeron, pero lo que selló el destino de la experiencia post cordillera fue el cerrado aplauso del público presente, lo cual no fue otra cosa que la aceptación, el afecto, el reconocimiento de toda la sociedad. El Uruguay y el mundo los ve, los vemos, como héroes, involuntarios pero héroes. La significación social es absolutamente diferente que la de las Malvinas.

Con esto quiero decirte que el trauma se instala o no también fuertemente influido por el valor social que se da a la experiencia, el trauma se produce con una significación a posteriori del hecho en sí.

Pido disculpas por discrepar con Coche Inciarte, no creo que todo se explique por lo que pasó allá y que todo se haya decidido en esos 72 días. Me inclino a pensar, con perdón de Uds., que lo que se encontraron al regresar fue, entre otras cosas, muy decisivo para evitar un trauma emocional profundo.

Sé que es una pregunta un poco tonta, pero ¿qué hubiera pasado si al regreso la sociedad uruguaya y el mundo los hubiese tratado completamente al contrario de como los trató y valorizó la tragedia? Por suerte nunca lo sabremos. ¿Verdad que es impactante el contraste entre Uds. y Malvinas, con más suicidados que muertos en combate?

Bueno, disculpame la lata medio profesoral con que te tiré, mi interés por Uds. es muy anterior a todas estas reflexiones, más básica y afectiva, soy esencialmente un admirador de lo que pudieron hacer. Gracias, y los felicito por la idea del sitio Web.


Hola Diego, entiendo perfectamente lo que decís. De hecho lo estuve hablando con un profe americano que estuvo en Vietnam. Justamente él dice que la calidad del regreso es fundamental. Los veteranos de guerra hablan entre ellos, no con terceros por miedo al castigo social.

Pero creo que hay algo más, y eso es que nosotros no estuvimos en situaciones violentas. No tuvimos que combatir un enemigo humano, nuestro enemigo era la naturaleza hostil, pero no otro ser humano. Me imagino que eso te debe marcar.


Hola Pedro, nuevamente gracias por tu amabilidad. Creo que sí, totalmente de acuerdo con lo que decis, no es solo el regreso lo que cuenta, están todos los otros componentes que Uds. mismos han relatado tan detalladamente, la manera en que se trataron y se cuidaron, el sentido que le pudieron dar etc., todos los asombrosos gestos de solidaridad, entrega y heroísmo. Yo solamente quise poner el acento sobre un aspecto que normalmente no se lo destaca. Es un asunto complejo, porque en Malvinas también hubo muchísimos actos de solidaridad y heroísmo entre compañeros que dieron su vida por otros, y muchos de los traumatizados y suicidados jamás llegaron a combatir directamente. De todo esto surgían mis reflexiones y mi interés de compartirlo con Uds.

Mi interés por la experiencia de Uds. ha sido y es muy profundo,. El otro día cuando recibí tu respuesta me di cuenta de hasta qué punto la tragedia de los Andes ha sido importante en mi vida, ya que creo que ha sido parte significativa de mi formación sentimental y ética, así nomás te lo digo, ese punto del heroísmo no voluntario me marcó mucho. Las personas comunes que van a Chile en un Fairchild solamente buscando que sea más barato y terminan sometidos a semejante prueba. Y no digo que el heroísmo esté solo en los sobrevivientes, hubo muchos héroes que no volvieron, según los relatos. Ayer recordaba una película que muestra lo contrario, Nacido el 4 de Julio, con Tom Cruise, donde el tipo quiere ser un héroe, lo busca y termina en el otro polo al darse cuenta de lo pelotudo que había sido. Uds. no quisieron ser héroes pero lo fueron de una manera de la que es difícil encontrar palabras.

Solo una pregunta más, Pedro, y disculpame porque siento que estoy abusando de tu amabilidad.

¿Pensaron alguna vez en hacer algo así como un museo o un museo-memorial que incluya también la memoria de los que murieron?

Creo que algunos de mis "hermanos sobrevivientes" andaban en eso en algún momento. Yo no. Yo he tenido con el tema una relación especial. Por muchos años no le di ninguna importancia y me molestaba que se hablara de películas, libros y monumentos. Todavía hay cosas que me molestan mucho, todo lo que hace a la banalización y comercialización del tema no me gusta. A veces no entendemos lo que hacemos. Yo he estado siempre en contra de hacer un monumento.

Aprovecho para contarte también que con referencia al "luto por el amigo muerto", ese yo no lo sentí. Allí arriba estábamos blindados, no nos dábamos el lujo de sufrir, de pensar en nuestras casas, en nuestras familias. A mi se me murió un amigo en mis brazos, pero lo lloré unos segundos, después de muerto, ya no era él, y me puse su abrigo porque hacía frío. Y hoy no me genera ningún remordimiento, ninguno de nosotros ha tenido pesadillas con el tema.

En fin, te mando un abrazo, perdóname la lata, pero si querés decirme algo más, bienvenido sea, me encanta tratar de entenderlo más.

Hola, Pedro, me dejaste pensando mucho con tu respuesta, me desperté con eso en la cabeza, así que te vuelvo a escribir. Siento que tu posición y tu voz son muy importantes en lo relativo al tema del manejo público de la tragedia de los Andes. Tu voz nos alerta a todos de los riesgos de banalización del tema, en unas sociedades como las nuestras, altamente mediatizadas y ávidas de temas de consumo masivo, dispuestas a trivializarlo todo y vaciarlo de contenido.

Por otro lado, pienso que la tragedia de los Andes es un hecho histórico, y que aún no hemos podido darle enteramente ese lugar en nuestra sociedad, tal vez porque no es un hecho político ni una gesta deportiva. Es más, acordate Pedro, ya que tenías 21 años, lo que eran los países del cono Sur en el 72!!! Radicalización ideológica, intolerancia fratricida, violencia descontrolada, y en medio de todo aquello aparece la tragedia de los Andes, como un rayo de luz en medio de las oscuridad, con toda su belleza trágica a contrapelo de lo que sucedía. Creo que nos cuesta asimilarla porque tenemos la cabeza formateada para dar trascendencia únicamente a los hechos políticos, es una gran limitación.

Pero también está el riesgo de hacer de la tragedia de los Andes un ícono de consumo popular y masivo, vaciado de contenido, hacerla una especie de nuevo Maracaná, con Canessa y Parrado como nuevos Schiaffino y Giggia.

Y siguiendo el mismo tipo de inquietud que vos planteás, quería preguntarte porqué decidieron ponerle al sitio Web Viven, manteniendo el nombre aquel del primer libro. Disculpame si no es pertinente lo que te pregunto, pero mi inquietud va por el lado que a vos te preocupa con mucha razón, la del tratamiento público del tema. Porqué? Porque el nombre Viven incluye solamente a los sobrevivientes, y vos me dirás que es obvio porque es un sitio de los sobrevivientes, pero mi inquietud apunta a interrogarme si es posible comenzar a integrar a los muertos de otra manera en el manejo público del tema, porque en lo privado creo que sí lo hacen. Casi dos tercios de los que viajaron no regresaron. Por eso mi pregunta sobre algo como un museo-memorial que reúna todos los aspectos de la tragedia, incluidos los muertos, ya que Viven los excluye.

No sé si pude explicarme bien, y si te parece un bolazo por favor decimelo.

Así es, siempre me molestó que se nos compare con Maracaná. Quizás ahora menos que antes, porque aprendí a vivir con el hecho de que a mucha gente le interese y le impacte el tema. Pero además, uno al exponerse públicamente está sujeto a que le peguen y les pasen facturas. Es el riesgo que corremos, y si lo banalizamos mucho, peor.

Por otra parte, mis compañeros que vivieron siempre en Uruguay, vivieron más cerca que yo de los familiares de los muertos. A mi no me pasó, pese a que conozco algunos. Pero si he pensado poco en mi vida en el accidente en si, menos he pensado en los chicos que no volvieron. Hubo que dar vuelta la hoja y seguir adelante. Así de simple. De todas maneras, ahora estoy en un proceso de mirar para atrás y volver a encontrarme con gente relacionada con el tema, que solo vi brevemente cuando bajé de la montaña cuando aún no estaba preparado para el encuentro. Ahora estoy más "disponible", me gusta hablar con ellos y me ayuda a entender más lo que nos y les pasó.

El sitio Web se llama "viven" por el libro de Read. Nos conocen como el grupo "viven". Por eso se llama así. Yo personalmente trato de no mezclarme con homenajes a los que no volvieron. Ya te dije, no me gustan los monumentos y los que volvimos tenemos que mirar para adelante.

Perdoname si soy un poco brutal

Me interesó mucho lo que escribís sobre el estrés post traumático. Lo de la traición de los jefes es novedoso, pero me parece más importante el tema de la "falta de violencia". Estás de acuerdo?

Conocés mi blog? Ahí hablo un poco de estas cosas. Fijate en una entrada que se llama "Reuniones difíciles"

Hola, Pedro, entiendo tu posición y no tengo nada para decirte al respecto, solo escucharte o leerte con mucha atención. Lo que decís me sirve mucho para no olvidar ni por un momento que existe un abismo entre haber pasado por la experiencia de la cordillera y escuchar los relatos sobre la misma. Para todos nosotros, salvo para Uds. 16, la cordillera es solo un relato, no cualquier relato, claro, pero relato al fin. Espero que no te hayan incomodado algunas de las cosas que te escribí, capaz que me metí donde no me llamaron.

Con respecto a lo que decís del trauma y la traición de los jefes está descrito en algunos libros sobre el tema del trauma de guerra. Pero el tema del trauma va mucho más allá que el de guerra porque en los diferentes tipos de traumas emocionales suele haber en la base este componente de traición, de abandono por parte de quien se supone que es el garante. Por ejemplo, un niño es abandonado por sus padres, o nace un hermanito y el niño es desplazado por otro, o la traición amorosa en la pareja, o el abuso sexual o la violencia de padres a hijos. Incluso los niños pueden adaptarse y soportar todo tipo de penurias y privaciones, hambre, frío, calor, pero si los padres los violan, abandonan, maltratan física o psicológicamente eso provoca un daño emocional muchas veces severo. Si vas a una casa cuna o a un hogar de niños huérfanos y hablás con ellos vas a ver que ninguno acepta que la madre los abandonó, todos te dicen que está trabajando o enferma y no lo puede tener pero luego los van a venir a buscar, dentro de poco, y te parte el alma pero es la manera que pueden sobrevivir, autoengañandose porque aceptar la verdad es la destrucción emocional. Es decir que en la base de muchos traumas emocionales está la traición del Otro, el que encarna ese lugar del garante del amor y las reglas morales, lo correcto etc.

Sobre el trauma de guerra hay un libro muy bueno de un Psiquiatra americano que trabaja con veteranos de Vietnam, Jonathan Shay, "Achilles in Vietnam", donde muestra como el trauma de guerra ya está descrito nada menos que por Homero en la Ilíada y lo compara con testimonios de soldados. Es muy bueno pero es muy específico del trauma de guerra, y si bien tiene puntos en común con otros traumas es algo que no se puede extrapolar así nomás. El capitulo uno se llama Betrayal o what is Right, precisamente, pero aplicado a la experiencia del ejército.

Por eso te decía que hubo soldados traumatizados de Malvinas y suicidados que nunca combatieron, que nunca dispararon ni les dispararon, y sin embargo.lo que les pasó es que se congelaban en las trincheras y no les daban ropa ni de comer y les aplicaban castigos terribles.... por lo tanto no alcanza con el factor violencia o combate para explicar el trauma.

Ese es precisamente el punto, que para los soldados no necesariamente la situación de guerra en sí es traumática, para algunos sí, por supuesto, pero las privaciones físicas y biológicas no tienen porqué serlo. Los soldados no son seres aislados, individuales, sino que pertenecen a un cuerpo estructurado, disciplinado, vertical, con un sistema de reglas y valores morales, donde ellos tienen obligaciones como la obediencia al superior, pero también tienen derechos que al mismo tiempo son obligaciones de los oficiales responsables de su trabajo y de sus vidas, nada menos .Se supone que los soldados deben ser mandados por los oficiales pero también provistos de todo lo necesario como abrigo, comida, armas adecuadas, descanso, sistemas de disciplina razonables y no sádicos, es decir que el oficial es responsable por el bienestar y la seguridad de la tropa, se da una relación muy vertical casi como de padre-hijo, por eso es que el soldado queda en una posición de extrema vulnerabilidad, porque él no decide nada, todo depende del otro. Y si ese oficial es un hijo de puta o un cobarde incompetente y no está a la altura de su función, el soldado está en problemas serios. Mirá los libros, películas, documentales sobre Malvinas y vas a escuchar esto hasta el cansancio casi. No es el hecho en si del congelamiento lo traumático, sino el sentido que adquiere en relación al Otro.

Lo de Uds. fue bien diferente porque no estaban en situación de ser traicionados por superiores de los cuales dependiesen ni armaron internamente una estructura que pudiera terminar en eso.

Los soldados se congelaban, se gangrenaban, les amputaban las piernas, pasaban hambre, tenían que salir a robar comida sabiendo que el castigo era estar estaqueado desnudo todo un día bajo la lluvia y el aire helado. Uds. de pronto tuvieron más hambre y más frío, pero para ellos eso no era una fatalidad accidental, esa es la diferencia, para ellos esa era una decisión deliberada de los oficiales, había una intención maligna, ellos fueron traicionados en relación al código, utilizados como mera carne de cañón y para peor cuando regresaron se encontraron con que todo el país había donado toneladas de abrigo y alimentos, joyas, dinero para ellos y eso jamás les llegó, se lo vendieron todo los oficiales corruptos que los traicionaron. Y para peor la sociedad luego los negó.

Ese es el punto clave, no el frío en si, que ya es bastante jodido, sino la significación diferente que en el caso de Uds. y de ellos adquiere el sufrimiento. Uds. nunca sintieron que lo que les pasó haya sido mala voluntad o malicia de Otro del cual dependían, lo tomaron como la fatalidad que fue. Entonces está el sufrimiento extremo pero con la otra variable decisiva que es el porqué se sufre y el para qué se sufre, esa vivencia puede ser muy diferente aunque el sufrimiento físico sea más o menos equivalente.

Creo que una de las cosas maravillosas que hicieron Uds. allá arriba fue intuitivamente generar eso que hasta tiene un nombre puesto por Uds. La Sociedad de la Nieve, que es exactamente lo contrario de lo que tuvieron los soldados en Malvinas, ellos estaban atados a una estructura que no les permitía hacer nada ni parecido a lo que pudieron hacer Uds. Estaban expuestos a las bestialidades de los oficiales que debían cuidarlos, a riesgo de rebelarse y ser declarados desertores y ser fusilados.

Es decir que en lo que luego es traumático hay de base un componente que no tiene tanto que ver con las situaciones objetivas en juego sino con los elementos intersubjetivos.

Por ejemplo, si ves el libro de Shay encontrás un testimonio de un soldado de Vietnam, traumado de guerra que está así por la violencia, pero no por la violencia de la guerra en sí, ya que está legitimado y permitido matar en la guerra, es lo que hay que hacer. Está así porque el comandante los hizo disparar en la noche contra gente que al otro día vieron que eran pescadores con niños, y al oficial no le importó un carajo, es decir que el tipo los estaba haciendo transgredir el código que se suponía debía él respetar antes que nadie, entonces no es la violencia en sí, ni la violencia contra él y sus camaradas sino la significación de esa violencia que pasa por la relación con el oficial a cargo.

Todo esto sin desconocer que hay variables individuales que son muy decisivas en el trauma, pero no hay que perder de vista los contextos en los que se producen y los sistemas de valores y formas de significación que cada contexto se da. Ortega y Gasset decía yo soy yo y mi circunstancia, son elementos inseparables, no hay yo sin circunstancia, no hay yo separado de los contextos humanos y sus sistemas de significación. Y el trauma no escapa a esta máxima.

Con respecto a bibliografía, lo que más vas a encontrar son las descripciones de los trastornos de stress postraumático, en la Web los tenés todo, son descripciones psiquiátricas, están muy bien, pero este tipo de cosas que te estoy diciendo ya es más complicado porque muchas veces implica tener ciertos conocimientos teóricos previos que ha tratado de ahorrarte para no complicar ni aburrir.

Bueno Pedro, suficiente lata no? Pido disculpas nuevamente

Un lujo, me has ayudado un montón.

Estás en Montevideo?

Si te parece un día que vaya te llamo y tomamos un café.

Voy a escribir algo de esto en mi blog, me obliga a acalarar algunas ideas. Después te lo mando.

Claro que si, Pedro, ha sido para mí un placer este intercambio contigo y te digo sinceramente que he aprendido tanto de tus repuestas como de tu testimonio en el libro, el cual me pareció de los más originales, así como de tu manera de manejar subjetivamente la tragedia en este largo periodo post-cordillera. Muy interesante tu relación al pasado y la memoria del hecho y tu estrategia de supervivencia tanto allá como luego hiciste para hacer tu vida sin que eso te jodiera demasiado. Por otra parte me sirvió mucho saber que además de caerte en los Andes hiciste una vida con un montón de cosas importantes que vos mismo decidiste, me sirvió despegarte del personaje flaco y barbudo que levanta los brazos saludando al helicóptero.

Por supuesto que me gustaría alguna vez charlar contigo, si, vivo en Montevideo, si algún día te parece llamame.

Preparé esta entrada para mi blog en referencia a nuestros mails. Si sale bien, lo publicaré en 2 o 3 semanas.

Fijate si está bien o tiene errores conceptuales grossos. O querés hacer alguna sugerencia. Tengo un par de ex combatientes que me leen que seguro harán algún comentario cuando lo publique.

No te menciono, pero si te animás puedo mencionarte por tu nombre. Como tú quieras. En general no identifico otros pero si querés lo puedo hacer.

Te mando un abrazo,

Hola Pedro, creo que está bien en términos generales, pero vos sabés que con las cosas que te escribí estuve hablando en un nivel de generalización en el cual es necesario moverse pero cuando pasamos a los casos individuales la cosa es más compleja, creo que es importante diferenciar esos dos niveles de análisis, no porque sean cosas diferentes sino por una cuestión de método, no se puede hablar en todos los niveles al mismo tiempo. Esas son reflexiones del contexto general. Esto te lo digo porque también hay casos de tipos que van a la guerra y cuando escuchan los primeros tiros y explosiones pueden entrar en pánico y quedar con secuelas, así como también el hecho de que un soldado permanezca en el frente más de cierta cantidad de tiempo, creo que es un año, es un factor importante etc. Una aclaración importante es que no soy médico, soy licenciado en psicología y psicoanalista, si vas a citar mi profesión prefiero presentarme públicamente como psicoanalista. Si querés poner mi nombre no tengo problema, e incluso si hay gente que se enganche en el tema no tengo problema en que lea nuestro intercambio de mails. Al fin y al cabo es un tema público, y estaría bueno escuchar otras voces sobre esta cuestión compleja del trauma. Un abrazo