Sunday, March 29, 2009

La reunión con Miguel Altgelt

Mi amigo Miguel Altgelt me ha pedido que hable sobre “Las Lecciones de Sobrevivir a Los Andes” en una reunión que él organiza para sus clientes y amigos. También me ha permitido invitar a algunos amigos míos. En total, habrá como 450 personas.

Espero que sea una gran reunión, ya que por un lado deberé responder a Miguel por el esfuerzo que está haciendo para que todo salga bien. Incluso ha mandado a hacer un increíble video con fotos de la montaña y mi vida personal que es muy conmovedor. Por otro lado hablaré a mis amigos de "toda la vida", quienes solo me han escuchado hablar tangencialmente de la montaña.

Pero además, estarán allí otras personas muy importantes para mí. Va a venir mi madre, quien dejará a Papá al cuidado de mis hermanas en Montevideo y vendrá prácticamente por el día para escucharme. Por supuesto que hemos hablado del tema con ella, pero nunca me escuchó hablar en público. Tanto para ella como para mí, será una experiencia muy particular.

Espero que no se me quiebre mucho la voz y mi testimonio llegue limpito.

Monday, March 23, 2009

Quilmes

El otro día hablé en la Cervecería Quilmes.

Fue una presentación muy emotiva ante más de 700 personas. Comencé diciendo que esta vez, iba a hablar del “otro lado de la montaña”, de la que no les había hablado cuando trabajé allí.

Conocía a muy poca gente, ya que quedaban pocos de mi época. Sólo conocía algunos gerentes que en mi tiempo eran solo jóvenes profesionales, algunos “mayores”, y muy pocos distribuidores. Como decían ellos, Quilmes evoluciona.

Pero lo que más me agradó, fue el recibimiento que me dio Bernardo, el nuevo Presidente de Quilmes, hombre joven, recién venido del Brasil,  hombre del riñón de los nuevos dueños.

Cuando conversamos, no solo me dijo que las puertas de Quilmes estaban abiertas, sino que Quilmes es lo que es, gracias a todos los que trabajamos en ella en el pasado. Gracias a todos los que pusimos el hombro y contribuímos a que hoy  sea grande y tenga un enorme futuro. Me dijo que los hombres pasan, pero las organizaciones evolucionan, crecen y se proyectan, y que reconocía que nuestro trabajo en el pasado hizo posible el presente.

En la charla, dije algo que nunca había dicho. Dije que nuestra recuperación de la montaña no había parado nunca. Que era como una línea que sigue creciendo, y que eventos como ese, donde me invitaban a hablar del “otro lado de la montaña”, me permitían abrirme, me hacían crecer y que sentía que me ponía al día con mucha gente. Siento que nunca paramos de recuperarnos, porque no hemos parado de crecer.

Sunday, March 8, 2009

El aporte de Carlyle

Carlyle es una vieja amiga que asistió a una de mis presentaciones y me hizo algunos comentarios interesantes sobre la relación que hay entre el mundo de todos los días y lo que vivimos nosotros en los Andes.

Ella dice que soy claro cuando digo que cada uno de nosotros individualmente quiso vivir, que fue una decisión personal, pero que nos dimos cuenta que teníamos más posibilidades de sobrevivir si trabajábamos como equipo. Eso pasa también en otros ámbitos de la vida, cada individuo debe decidir qué quiere hacer, en qué trabajo estar, en qué equipo estar, en función de sus intereses personales, y que el trabajo del jefe es justamente armonizar la búsqueda de los objetivos personales con los objetivos del grupo.

Carlyle también dice que durante mi charla menciono que el grupo permanentemente hablaba y discutía los temas que se nos presentaban. Estábamos permanentemente conversando y comunicándonos. Carlyle dice que en la vida nos comunicamos poco, hablamos poco, no generamos la confianza necesaria para hablar abiertamente de los problemas que enfrentamos. Ella dice que la gente no se da cuenta que cuando ponemos un problema sobre la mesa para discutir, en la medida que hablamos sobre él empiezan a surgir soluciones y alternativas, y de esa manera, simplemente hablando y comunicándonos con honestidad, los problemas empiezan a resolverse, cambian de naturaleza.

Otro comentario de Carlyle es sobre el aporte de cada uno al grupo. Ella dice que la dureza de nuestra experiencia hizo que cada uno diera lo mejor de sí para el grupo. Y en la vida, eso no pasa naturalmente, la gente no contribuye con lo mejor de sí, contribuye con lo que le es más fácil o simplemente le piden. Carlyle dice que los jefes deben tener la capacidad para identificar las fortalezas relativas de la gente y pedirles que aporten de acuerdo a su mejor capacidad. No se trata de corregir debilidades, sino de construir sobre las fortalezas de cada uno.

Finalmente, Carlyle opina que en mi presentación de alguna manera minimizo la decisión de alimentarnos de carne humana y lo presento como algo natural debido a que no teníamos otra alternativa. Ella dice que lo que hicimos nosotros fue cuestionar uno de los valores básicos de nuestra cultura y nuestros hábitos y que por otra parte, generamos otros valores muy particulares que nos permitieron funcionar como sociedad. Ambas situaciones tienen su paralelismo en la vida normal, muchas veces uno tiene que tener el valor de cuestionar creencias y hábitos muy internalizados y cambiar para adaptarse y sobrevivir a los desafíos que se nos presentan. Por otra parte, allí en la montaña generamos valores y hábitos muy particulares que regularon nuestra conducta y produjo la solidaridad y cohesión que nos permitió salvarnos. Por ejemplo, cuando uno comía más de lo que correspondía, el castigo era el aislamiento, la marginación del grupo, el peor de los castigos en aquellas circunstancias.

Creo que Carlyle ha hecho observaciones muy pertinentes y profundas sobre las que seguiré trabajando. Thank you Carlyle.