Monday, November 29, 2010
Wednesday, October 13, 2010
Hace 38 años, un 13 de Octubre (*)
Hace 38 años, un 13 de octubre, nos estrellamos en un avión al cruzar la cordillera de los Andes. Este 13 octubre, nos encuentra a la espera de que los 33 mineros salgan de su entierro en el desierto de Atacama.
Nosotros sobrevivimos más de 70 días a cielo abierto, perdidos a más de
Los mineros han pasado también casi 70 días, perdidos en el fondo de la montaña, sin poder ver la luz del día. Seguramente lo peor fueron los primeros 18 días en que no sabían si los encontrarían o no, en que es muy probable que se sintieran que estaban solos y en que, como nosotros, debieron racionar sus alimentos sin saber si alcanzarían hasta que los rescataran. Después, una vez establecido el contacto, con el cordón umbilical con el mundo exterior, la espera activa y militante, ocupándose de estar lo mejor posible, haciendo todo lo que debían hacer para mantenerse lúcidos, en control de la situación y preparándose para el rescate.
El aniversario de nuestro accidente nos obliga a mirar para atrás y recordar el espanto de la tragedia y a nuestros amigos que no volvieron. Pero también nos obliga a recordar que han pasado ya 38 años y que los 16 que sobrevivimos la montaña seguimos hoy vivos y sanos y hemos hecho vidas normales, con éxitos y fracasos, con buenos y malos momentos. Porque hemos podido vivir mucho más tiempo después de la montaña. Mirando para atrás, el accidente en Los Andes y la experiencia de sobrevivencia, si bien todavía está en nuestra memoria, ya son imágenes borrosas y relegadas por todas las experiencias que en estos 38 años hemos vivido. Las familias que hemos construido, nuestras esposas a quienes algunos todavía no conocíamos, los hijos que no teníamos, nuestros trabajos posteriores y todo lo que hemos hecho y amado, hace que el accidente en Los Andes visto 38 años después, pase a ser solamente algo más que un incidente en nuestras vidas.
Estoy seguro de que cuando salimos de la montaña, nuestros padres, junto con la enorme emoción de recuperarnos con vida, tenían la gran angustia por lo que nos pasaría después en la vida, qué fantasmas nos perseguirían por la experiencia límite que nos había tocado vivir. Estos temores no se cumplieron y gracias a ellos y a toda la gente que en distintas etapas nos ha dado el cariño y la comprensión, no hemos tenido las pesadillas que algunos preveían.
Espero que dentro de muchos años, los mineros que hoy están saliendo de su agujero, puedan recordar estos momentos con mucha paz y haberlo casi olvidado. Y que puedan recordar sin estremecerse los momentos de angustia en la mina y también los momentos intensos que vivirán próximamente. Los momentos del reencuentro con sus seres queridos, la necesariamente difícil adaptación a vivir nuevamente en familia, la adaptación a ser de golpe personas requeridas por los medios de comunicación y los estudiosos del mundo. Seguramente se harán películas y se escribirán libros, la gente conocerá el nombre de algunos de ellos, los veremos por televisión contando su experiencia, lo que sintieron, lo que hicieron, lo que vivieron.
Pero por suerte, todo eso pasará y tarde o temprano volverán a su rutina, deberán enhebrar nuevamente el hilo y la aguja de la vida normal, en silencio y en soledad, y tendrán la opción de hacer muchas otras cosas, de vivir el resto de sus vidas con mucha intensidad y volver a sus vidas privadas, para que dentro de muchos años, también puedan sentir que el recuerdo de su sobrevivencia en la mina se vuelve borroso y relegado por recuerdos mucho más intensos de todo lo que les faltaba por vivir.
(*) Nota publicada en La Nación On Line del día de hoy.
Sunday, September 5, 2010
Emoción en Chile
Tanto Coche, Moncho, Gustavo y yo, hemos entregado todo y hemos recibido todo. Quedamos impresionados por el trabajo técnico que se realiza, tanto por parte de los que perforan la montaña como lo que hacen los muchachos abajo y el manejo y apoyo sicológico a los mineros y sus familias. Realmente se vivía una emoción enorme en el Campamento Esperanza.
Nos encontramos con las familias en medio de un enjambre de periodistas y después tuvimos un encuentro reservado con los familiares de los mineros. Cada uno de nosotros dijo unas palabras. Dimos un mensaje esperanzador. Yo les dije que en realidad los que deberían estar allí eran nuestras madres, nuestras esposas y nuestras familias, que como ellos, nos buscaron sin perder las esperanzas por tanto tiempo. Y que en representación de ellos les dejabamos el abrazo más cálido que le podíamos dar.
Nos cantaron una canción que nos habían preparado como bienvenida y agradecimiento, en la cual hacían alusión a nuestro episodio, con la música de “Se va el caimán”, pero en vez de “irse para Barranquilla”, este caimán se iba para la mina. Cantamos típicas canciones chilenas, bailamos, nos abrazamos y también lloramos. Terminamos con el grito de “Ce hache i…….”, pero que esta vez terminaba con “Uruguayos de Chile!!”
Ellos saben que pese a que están en un momento de gran esperanza, todavía les queda mucho para trabajar, para sacarlos de esa mina y para que sus muchachos vuelvan a vivir una vida normal. También vimos la angustia apenas contenida por la espera interminable, la incertidumbre y la preparación para el encuentro.
Quedamos agotados, llenos de la emoción recibida y entregada, insolados por el sol abrasador del desierto, pero felices por haber llevado un mensaje de esperanza y amor, desde nuestra propia experiencia, desde nuestro testimonio, no desde la teoría, desde nuestras experiencia de vida.
Quedamos a disposición de la “alcaldesa”, de la Sra. Segovia, de la Sra. Barrios, de la hija de Franklin Lobo y su familia, ex jugador de futbol de la selección chilena de fútbol; quedamos a disposición de todas aquellas madres, padres, hermanas y hermanos, tías y abuelas viejitas, de las cuales en el fárrago del momento y la emoción, era imposible retener sus nombres, pero cuyas imágenes de luchadores del desierto nos llevamos grabados en nuestras retinas y nuestra memoria. No se si los volveremos a ver. Solo se que nuestro historia, mi historia, ha quedado metida, en esta historia no terminada, de los mineros atrapados en la montaña.
Wednesday, September 1, 2010
Vamos a Chile
Tengo una gran ansiedad.
Es una gran oportunidad de hacer un trabajo solidario y de llevar un mensaje de esperanza a las familias de los 33 mineros que esperan que los puedan sacar del agujero en el que están metidos a más de
Espero que ellos, allí abajo estén bien y resistan.
No se qué nos vamos a encontrar, pero el viaje me llena de ansiedad y emoción. El viernes tenemos una apretada agenda con las autoridades de Chile, y el sábado nos llevarán a la mina para un encuentro muy emotivo.
Ojalá salga todo bien.
Monday, August 23, 2010
Sobre los mineros en Chile
Entre otras cosas, le dije que lo nuestro era distinto, ya que nosotros podíamos ver el cielo y pensar en salir caminando. Ellos están enterrados en un pozo aunque ahora en contacto con el mundo exterior. Sin embargo la situación más parecida fue cuando nosotros quedamos atrapados por 3 días bajo toneladas de nieve cuando tuvimos un alud.
Creo que la parte más particular del reportaje se produjo cuando ella me comentó sobre las secuelas sicológicas que los mineros tendrán cuando sean rescatados de su agujero. Y yo le contesté que eso no me preocupaba mucho, ya que si finalmente eran rescatados como todos hoy esperamos, necesitarán ayuda, pero finalmente podrán reintegrarse a una vida normal. Estoy convencido que el ser humano se puede recuperar de las situaciones más complejas y nosotros somos una muestra de ello.
Monday, August 16, 2010
El cambio del desafío
Cuando caímos en la montaña, estábamos perdidos, sin saber qué hacer, sin saber donde estábamos ni si podríamos salir de allí.
Y lo primero que hicimos, fue recurrir a quienes tenían algo de autoridad. Pero la autoridad que teníamos en el grupo era muy débil. Como nosotros; tampoco sabían qué hacer, estaban perdidos, ni sabían si íbamos a poder salir de allí.
Quien tenía la autoridad formal no podía dar respuesta a la magnitud de los problemas que enfrentábamos. El tenía la autoridad para organizar un viaje a Chile, tenía la autoridad para organizar un gira de rugby, para enfrentar adversarios humanos y con reglas establecidas. Con un objetivo claro y conocido.
Pero ahora, caídos en el medio de la montaña, con sobrevivir como único objetivo claro, su autoridad no alcanzaba y nos remitía al desafío pasado, no al que estábamos enfrentando en ese momento.
Lamentablemente, él murió en una avalancha y no puedo ejercer el liderazgo adaptativo que la situación requería. Allí, nada era como estábamos acostumbrados y hubo que empezar de nuevo, a preguntar, a experimentar, a cambiar nuestros hábitos, a desafiar algunos valores y dejar ir algunas creencias culturales.
De esa manera fuimos progresando, aprendiendo a vivir en la montaña, y manteniendo esa fe inquebrantable de que en una de esas, íbamos a salir y que tenía sentido vivir lo que estábamos viviendo. Y varias personas, con o sin autoridad, desde sus fortalezas y debilidades relativas fueron haciendo aportes sustantivos para que el grupo pueda progresar y mantenerse con vida.
Saturday, August 7, 2010
Carta desde Barcelona
Hace un par de semanas tuve el placer de estar contigo en el Colegio Lafarga en Barcelona escuchando tu historia e inmediatamente después de hacerte al final, en un aparte, una pregunta sobre aquella reconciliación que mencionaste varias veces decidí escribirte. Me propuse escribirte para contarte qué aprendí de tu relato y he dejado pasar unos días para dejar que la memoria repose y evitar dejarme llevar por impresiones precipitadas.
Me gusto mucho tu intervención por la autenticidad aunque cuando comenzaste a explicar cuestiones de comportamiento grupal y liderazgo me temí que terminaríamos en una conferencia de management cosa que afortunadamente no ocurrió. Me asombraron mucho ciertos silencios a primera vista injustificados hasta que comprendí que en tu honradez buscabas las respuestas que habías de dar a quien te preguntaba.
Te escribo a la vez con el ánimo de no dejar caer en saco roto muchas cosas que percibí como valiosas para mi propia vida y con el ánimo de que el reflejo de tus palabras en mi pueda darte alguna luz adicional.
Aprendí o reaprendí desde una nueva perspectiva hasta ahora desconocida varias cosas que estimo que son relevantes y que paso a contarte:
La primera cosa que aprendí es la importancia radical de la unidad de vida y de la humildad. Para lo primero es decisivo hacer un esfuerzo constante por integrar todas las experiencias vitales tanto buenas como malas para ir construyéndonos a nosotros mismos; para la segunda lo es el empeño continuado por conocernos a nosotros mismos, acogernos tal como somos y llevar a cabo un sincero esfuerzo por ser mejores día a día.
La segunda cosa fue el cariño que hemos de desplegar con los que nos rodean ya que, sin ser capaces de atisbar la profundidad de su interior, nunca sabemos cuánto necesitan de nosotros además de que tampoco sabemos cuanto tiempo estarán con nosotros. Esto nos ha de llevar a una actitud de entrega a los demás venciendo el peligro de adoptar una egoísta postura de aprovechamiento oportunista.
La tercera cosa es lo definitivo que es Dios en nuestra vida. No me gustó la contraposición de la acción de Dios y la acción humana en el éxito de la supervivencia a la montaña. En todo caso es un regalo del Altísimo. Desde mi punto de vista en la raíz de la lucha de los hombres por ser mejores, esto empieza con la supervivencia, está el mismo Dios impulsando nuestras acciones: sin El no podemos nada valioso. En todo Dios pone el 100% pero nos pide que también nosotros pongamos el 100%.
Muchas gracias por decidir salir a buscar la reconciliación. Aunque no lo procuraras a mi me has ayudado.
Un afectuoso abrazo
Julio Vecino Gravel
Thursday, July 15, 2010
Cuenta Pendiente
Este camino, (interior y exterior), que he emprendido hace unos años, me ha llevado a visitar y reconocer gente y lugares que estaban conmigo cuando caí en Los Andes, y que después han quedado guardaditos en mi mochila, junto con los recuerdos, por muchos años.
Una parte de este recorrido, me lleva a mostrar el otro lado de la montaña, a testimoniar lo que vivimos allí arriba y lo que he hecho con ello después en mi vida, a gente que por mucho tiempo sintió que de eso, “no se hablaba”.
Hoy este camino, me llevará de nuevo a Chile, al Colegio donde terminé mi escuela secundaria, al lugar donde mis padres y compañeros ofrecieron una vez una misa por el descanso de mi alma, cuando yo no estaba.
Me tocará hablar en el Colegio San Ignacio del Bosque, pero en un ámbito distinto, donde bajo el título de “Liderazgo Ignaciano” intentaré explicar porqué hace casi 38 años llegué tarde a Chile.
No he vuelto a ver a mis compañeros, salvo aislada y esporádicamente, pero esta oportunidad, y el reencuentro posterior con ellos, será una gran oportunidad de saldar una de mis cuentas aún pendientes.
Espero con emoción ese momento.
Tuesday, June 22, 2010
Con Esteban Pino
Mi amigo Claudio Mayling, me invitó a participar en un diálogo abierto con Esteban Pino, excombatiente de la guerra de Malvinas que curiosamente vive en Uruguay.
La reunión fue muy linda, más de 150 jóvenes amigos de las hijas de Claudio estaban presentes, más un grupo de “selectos” adultos.
Esteban dio su testimonio y después en forma intercalada fuimos construyendo sobre lo que decía cada uno, marcando coincidencias y diferencias. Lo más impactante para mí, fue escuchar de voz de Esteban lo que fue su vuelta de Malvinas, escondidos en un ómnibus al cual se le habían tapado las ventanillas para que los del exterior no los vieran, y cómo a partir de ahí, el recibimiento heroico que ellos esperaban fue transformándose en marginación y desprecio por la sociedad civil.
Qué diferencia con lo nuestro, que solo hemos recibido cariño, comprensión y contención desde que volvimos. Qué falta hace en Esteban y sus compañeros el aplauso sanador que nosotros recibimos cuando volvimos de la montaña!
Me impresionó que entre sus papeles de trabajo, Esteban tenía el diálogo mío con Diego Nin que fuera originalmente publicado en este blog con el título “Sobre Traumas y Monumentos”. Esteban me comentó que ha circulado profusamente entre los combatientes de Malvinas y que ha ayudado a varios de ellos a darle sentido a su experiencia.
Agradezco a Diego por nuestro diálogo de entonces y estamos, ambos, muy contentos que haya ayudado a otros a superar sus propias montañas.
Friday, June 11, 2010
En Olavarría con la Fundación Loma Negra
El otro día en Olavarría dije algunas cosas que nunca había dicho.
Una de ellas fue acerca de la importancia de la experimentación. Efectivamente, en la montaña estuvimos permanentemente experimentando cosas nuevas para poder adaptarnos mejor a lo que estábamos viviendo.
Y casi todos nuestros experimentos fracasaron, aunque hubo algunos exitosos que nos permitieron sobrevivir en la montaña. Por ejemplo, fracasaron nuestros intentos de salir caminando hacia el este, fracasamos en hacer fuego, intentamos pero abandonamos la idea de cocinar nuestra comida y fracasamos también con nuestras botas artesanales. Sí tuvimos éxito con nuestras máquinas de agua, con los anteojos de plástico para protegernos del reflejo del sol, con la bolsa de dormir para que nuestros caminantes duerman a la intemperie, con nuestra decisión vital de alimentarnos de nuestros compañeros muertos.
Todo esto me hace reflexionar sobre lo importante que es la experimentación en el proceso de adaptarse a nuevos desafíos.
Un tema aparte. En Olavarría tuve que hablar ante casi mil personas congregadas en el Teatro Municipal. Una reunión impresionante, dentro de las Jornadas para la Juventud organizadas por la Fundación Loma Negra. Mi amigo Juan Carlos Lynch subió a su blog un relato de la jornada. Realmente, un lujo, y el video con fotos que armó, me emocionó muchísimo.
Thursday, June 3, 2010
Carta de Marcela
Pedro,
Hoy participe de la Conferencia que diste en el Colegio San Felipe y me encanto por tu honestidad intelectual para contar tu historia.
Hace 4 años me diagnosticaron un carcinoma de tiroides y tengo esa misma sensación tuya. No me hago preguntas complicadas, hago lo que me dicen los médicos, me opere y trato de vivir todos los días trabajando para estar bien. Tan complicado y tan sencillo como eso, sin hacerme demasiadas preguntas. Es mi montaña.
Y creo que tu manera de contar la historia me impacto porque me hizo reflexionar sobre mi misma y sobre lo instintivo y puro que sale de la situaciones criticas en el ser humano. El razonamiento simple, lo egoísta en algun punto, uno quiere el grupo porque sabe que sin el no sobrevive, y esta bien que sea asi. Y todo los mecanismos instintivos de protección que nos ayudan a sobrevivir, no recordar, anclarnos en imágenes que no duelan y apartar de nuestra mente aquellas que sabemos que nos debilitaran y nos alejaran de nuestro instinto de supervivencia.
Gracias por ayudar a mi reflexión!! Magnifica charla y no dejes de hacerlo porque tenes mas de lo que creo vos mismo te das cuenta para aportarnos.
Marcela
Tuesday, April 27, 2010
Mi amigo Ignacio Rizzi
El otro día compartí una conferencia con Ignacio Rizzi, quien hace 20 años, cuando tenía 21, jugando al rugby en Francia quedó cuadripléjico. Apenas mueve sus brazos y se desplaza en silla de ruedas.
Conociendo a Pedro Algorta
Cuando me convocaron para ir a disertar a INRIVILLE (Córdoba) tenía la misma motivación que tengo cuando transmito mi propia experiencia de vida en cada lugar q me convocan. Pero cuando me notificaron que en la misma mesa iba estar un sobreviviente de los Andes, la emoción y la motivación fue mucho mayor; ni les cuento cuando me enteré q viajaba junto a él en el auto durante 5 horas.
Pedro resulto ser sereno, tranquilo, pensante y lo más interesante, es que le gusta escuchar. A él le intereso mucho saber de mi vida aunque yo me moría por saber detalles de lo que vivieron en la cordillera.
Al regreso a Bs As, ambos pudimos profundizar sobre nuestras disertaciones y fue muy enriquecedor, al menos para mí. Pudimos saber más de cada uno, él de mi vida personal y yo de cómo vivieron esos días en la montaña. En pleno viaje recibí un llamado de mi padre (ex - rugbier de la misma edad que Pedro) él cual no podía creer que este junto a un sobreviviente de la cordillera de los Andes porque cuando aconteció dicha tragedia, él era jugador de rugby y lo vivió muy intensamente.
Una de las cosas que planteo en mi vida, es el NO preguntarse “porque” me toco a mi accidentarme sino “para que” me pasó, y lo vivido esos 2 días en INRIVILLE son parte de la respuesta al “para que “ de mi vida. Para poder conocer a mi AMIGO Pedro Algorta.
Nacho Rizzi
Monday, March 22, 2010
Un Equipo de Alto Rendimiento
Hace un par de años, cuando recién comenzaba a explorar lo que me había pasado en los Andes, un profesor de una prestigiosa universidad me preguntó si yo consideraba que nosotros, allá en Los Andes, luchando por sobrevivir, habíamos sido un “Equipo de Alto Rendimiento”.
- Liderazgo Participativo
- Clima Positivo
- Relaciones Cooperativas
- Participación Balanceada
- Diversidad Valorada
- Conflicto Gestionados
- Objetivos Claros
- Roles Definidos
- Comunicación Clara y Abierta
- Toma Efectiva de Decisiones
Thursday, March 4, 2010
Valores
Tuve el gusto de compartir un panel con Paula del Bosco y Andrea Saporiti, dos mujeres de un gran nivel. Debíamos hablar sobre “Herramientas para superar la Adversidad” ante un gran número de docentes convocados por el P. Tomás Llorente.
Sunday, February 21, 2010
El instinto de supervivencia
Una de las cosas que me dejó la experiencia de Los Andes es la idea de que el instinto de supervivencia es individual, que allí arriba, uno quería salvarse uno mismo. Pero también es cierto que nos dábamos cuenta de que eventualmente nos salvaríamos en grupo, y por eso trabajamos como un equipo, pero porque individualmente cada uno, quería salir. En definitiva, lo que nos hizo superar todas las dificultades que se nos fueron presentando, era ese deseo de vivir, que salía de adentro de cada uno de nosotros y que nos llevaba a vivir un día más, un instante más. Y ese instinto es individual, no grupal.