Tuesday, June 22, 2010

Con Esteban Pino

Mi amigo Claudio Mayling, me invitó a participar en un diálogo abierto con Esteban Pino, excombatiente de la guerra de Malvinas que curiosamente vive en Uruguay.

La reunión fue muy linda, más de 150 jóvenes amigos de las hijas de Claudio estaban presentes, más un grupo de “selectos” adultos.

Esteban dio su testimonio y después en forma intercalada fuimos construyendo sobre lo que decía cada uno, marcando coincidencias y diferencias. Lo más impactante para mí, fue escuchar de voz de Esteban lo que fue su vuelta de Malvinas, escondidos en un ómnibus al cual se le habían tapado las ventanillas para que los del exterior no los vieran, y cómo a partir de ahí, el recibimiento heroico que ellos esperaban fue transformándose en marginación y desprecio por la sociedad civil.

Qué diferencia con lo nuestro, que solo hemos recibido cariño, comprensión y contención desde que volvimos. Qué falta hace en Esteban y sus compañeros el aplauso sanador que nosotros recibimos cuando volvimos de la montaña!

Me impresionó que entre sus papeles de trabajo, Esteban tenía el diálogo mío con Diego Nin que fuera originalmente publicado en este blog con el título “Sobre Traumas y Monumentos”. Esteban me comentó que ha circulado profusamente entre los combatientes de Malvinas y que ha ayudado a varios de ellos a darle sentido a su experiencia.

Agradezco a Diego por nuestro diálogo de entonces y estamos, ambos, muy contentos que haya ayudado a otros a superar sus propias montañas.

8 comments:

Marcelo De Bernardis said...

Estimado Pedro: He leído en cada oportunidad que tengo tus posteos, desde que Miguel Savage, un amigo desde la distancia, me ha enviado sus experiencias que ha compartido contigo. En este caso, otro amigo entrañable desde Marzo del 2009, hace que vuestros caminos se crucen. Esteban me ha hecho emocionar con una intensidad como pocas veces he experimentado, teniendo el privilegio de acompañarlo a él, y a otros dos veteranos de guerra, Germán Estrada y Marcelo Vallejo, a las Islas Malvinas, después de 27 años. Mi vida tiene una bisagra a partir de esa semana plagada de emociones, y ya no es la misma... Siento que, pese a lo que ellos digan, cada vez estoy más en deuda con estos Hombres... Nunca aprendí tanto, en tan corto tiempo...
Un abrazo grande y gracias por compartir tus testimonios...

Marcelo De Bernardis.

Anonymous said...

Estimado Pedro:
Desde chica me interesé mucho por la historia de los "sobrevivientes de los andes", gracias a la charla que compartimos con vos y Esteban el otro día, pude ponerle cara, cuerpo y alma a ese relato que siempre me impactó tanto.
Así como a vos, a mi también me dolió mucho escuchar las palabras de Esteban.
¿Cómo puede ser el hombre capaz de tratarse tan mal, destruirse, aniquilarse… y al mismo tiempo capaz de subir montañas por amor a su propia existencia o a sus seres más queridos? Me quedaron mil cosas dando vueltas… pero una sola quiero compartir:
La Patria no se construye a través de la guerra.. hacemos patria trabajando todos los días por un país más justo. Estoy convencida que una sociedad que hace patria en equipo, puede subir más de una montaña.

M said...

Buenas, cómo estás tanto tiempo?

Yo estuve borrada porque me casé :o)

Que lindo lo que contás y que suerte de haber podido tener ese diálogo. Ya leí la sociedad y tengo un video también:
I N C R E I B L E

Nunca dejo de admirarlos por el gran aprecio a la vida.

Un fuerte abrazo!

Meli

M said...

Muchísimas gracias Pedro y Esteban por sus testimonios. Es realmente impresionante lo que puede salir de un intercambio de vivencias como las de ustedes. Y más aún, las distintas secuelas que pueden dejar dos episodios humanos de índole similar. Coincido con Pedro en que una de las mayores diferencias se dio por la diametral oposición que hubo en el recibimiento argentino.

Muchísimas gracias por poner en palabras lo que los jóvenes conocimos nada más que por representaciones marketineras en el caso de Los Andes, o peor aún, lo que ni siquiera conocíamos como en el caso de Malvinas. En tiempos en que los avances tecnológicos unen más que separan culturas, nos parece casi imposible que adolescentes fueran mandados a exponer cuerpo y alma por intereses políticos y territoriales. Mientras que antes el avance y la guerra de armamentos separaba culturas, hoy los avances tecnológicos en la comunicación nos hacen ver al otro como hermano más que como enemigo.

Gracias por compartir con nosotros sus "montañas" y esperemos que haya muchos más intercambios como estos que ayuden a todos a conocer, recorrer y superar la propias crestas.

Confío plenamente en que la verbalización de las experiencias desemboca no solamente en la concientización de quien escucha, sino más aún, en la cura sanadora del alma de quien lo cuenta.
En estas audiencias de seguro sobrarán aquellos "arbazos" y reconocimientos que por ignorancia pudieren haber faltado.
Muchas gracias otra vez. ¡Por muchas charlas más!

M said...

Muchísimas gracias Pedro y Esteban por sus testimonios. Es realmente impresionante lo que puede salir de un intercambio de vivencias como las de ustedes. Y más aún, las distintas secuelas que pueden dejar dos episodios humanos de índole similar. Coincido con Pedro en que una de las mayores diferencias se dio por la diametral oposición que hubo en el recibimiento argentino.

Muchísimas gracias por poner en palabras lo que los jóvenes conocimos nada más que por representaciones marketineras en el caso de Los Andes, o peor aún, lo que ni siquiera conocíamos como en el caso de Malvinas. En tiempos en que los avances tecnológicos unen más que separan culturas, nos parece casi imposible que adolescentes fueran mandados a exponer cuerpo y alma por intereses políticos y territoriales. Mientras que antes el avance y la guerra de armamentos separaba culturas, hoy los avances tecnológicos en la comunicación nos hacen ver al otro como hermano más que como enemigo.

Gracias por compartir con nosotros sus "montañas" y esperemos que haya muchos más intercambios como estos que ayuden a todos a conocer, recorrer y superar la propias crestas.

Confío plenamente en que la verbalización de las experiencias desemboca no solamente en la concientización de quien escucha, sino más aún, en la cura sanadora del alma de quien lo cuenta.
En estas audiencias de seguro sobrarán aquellos "arbazos" y reconocimientos que por ignorancia pudieren haber faltado.
Muchas gracias otra vez. Por muchos más intercambios!

Esteban Pino said...

Estimado Pedro,
fue un placer compartir la charla contigo
Como te comente el otro dia hace tiempo que estaba esperando la oportunidad de hacer esta charla con alguno de los sobrevivientes de los Andes. Cuando era chico lei el libro Viven en un fin de semana de corrido. Estando alla en las islas recorde muchas partes del mismo y me sirvio para sentir que se puede salir de la adversidad.
Abrazo
y seguimos con alguna otra charla
Pino

miguel savage said...

Extraordinario Pedro, que generosidad en compartir las charlas con nosotros ! Esteban Pino es un capo, por su mirada acerca de lo que nos pasó y su presente .
Y el dialogo con Diego Nin en "Sobre traumas y Monumentos" fue crucial para verbalizar y terminar de entender lo que siento acerca del 82.
Y sí, las ventanillas del micro venían tapadas, pero adentro, nosotros, esqueléticos, con cara de viejitos , cantando que se iba a acabar la dictadura militar.
Un abrazo

Silvia said...

Hola Pedro
Ya te escribí en alguna ocasión, incluso te tengo como amigo en el facebook. Como te dije, siempre me impresionó vuestra historia. Y ahora más que nunca. Estoy con mi montaña particular, desdpués de una crisis de ansiedad, llevo casi un mes con agorafobia, no puedo salir sola de mi casa. Ya estoy con psicólogo, psiquiatra y medicación, pero hay momentos muy duros y de mucha desesperación, porque es un progreso muy lento. El nerviosismo y el temor a sufrir otro ataque de ansiedad me ponen muy nerviosa, formando un círculo vicioso que me desespera. Por ahora es la montaña más dura a la que me he enfrentado en la vida y solo espero poder salvarme y poder continuar con mi vida de siempre, que tengo muchas ganas de seguir con mis proyectos, viajes, amigos. Solo tengo 35 años y quiero vivir mi vida. Ojalá muy pronto pueda venir aquí a contarte que ya he superado mi montaña y que he salido yo sola por la calle sin ningún temor.
Un beso para todos.