La reunión fue muy buena, y al término de la misma, Miguel y Francisco, su hijo, me pidieron hacer extensiva la reunión para sus clientes, amigos, amigos de sus amigos y también, mis amigos.
Así nacieron las dos conferencias que con el título “Lecciones de Sobrevivir a los Andes” realicé en marzo y septiembre en el Auditorio del Colegio San Pablo. Ambas fueron emocionantes y conmovedoras, aunque distintas entre si.
En la primera, con el auditorio absolutamente colmado, sentí la presencia de muchos amigos míos que me han acompañado durante toda mi vida desde que salí de la montaña pero que nunca se habían animado a hablarme del tema. Esa fue la oportunidad de mostrarles la otra cara de la montaña, esa cara que todos imaginaban, pero que ellos por respetar mi intimidad, nunca me habían pedido que les mostrara.
También estaba mi madre, mi “primer fan”, quien durante todo este tiempo me acompañó dando gracias a Dios, todos los días, por haberme traído de vuelta. Ella nunca había escuchado mi historia completa y fue muy emocionante que hubiera viajado desde Montevideo, dejando a mi Papá enfermo al cuidado de mis hermanas para escucharme.
La segunda conferencia fue también muy intensa. Con un video preparado por el equipo de Miguel con fotos del rescate y también de mi familia, de mis hijos, de Noelle, de Papá que había fallecido unos días atrás y de mi nieto Mateíto, que de partida me hicieron subir al escenario con lágrimas en los ojos y un nudo en la garganta.
Por todo eso, creo que valieron la pena. Yo pienso que nuestra recuperación de la montaña es una línea recta que se inició allí en Los Maitenes cuando salimos de los Andes y que aún no ha terminado; porque reuniones como las que organizó Miguel, en la cual contamos nuestra experiencia y recibimos el cariño y la comprensión de todos quienes nos escuchan, nos han ayudado a reinsertarnos en la sociedad y vivir vidas plenas y fructíferas.
3 comments:
Pedro, yo estuve en ambas conferencias. Me gustaron las dos. En la primera la presencia de tu madre le dio un toque especial. En la segunda, la presencia del combatiente de Malvinas aportó lo suyo. Siempre tenés alguna frutilla para el postre?
Pedro, también estuve en San Ramón en su conferencia de la mañana, y ahora andaba buscando en la red más cosas acerca de "las montañas" como usted las llama. Me emocionó este post en su blog. También escuché el silencio y las preguntas de los chicos. Todo el cuadro fue muy conmovedor. Toda esa juventud que tan pocas veces escucha y es escuchada. Sus palabras, Pedro, nunca olvidaré esa sensación de sencillez frente a algo tan inmenso para los que lo vimos desde afuera. Como usted dice, es imposible saber si la vida de uno cambia o no a partir de un acontecimiento o una experiencia. La vida continúa. Es de esperar que estos jóvenes puedan ver sus propias montañas con otra luz, seguramente, y puedan subirlas en compañía de su Fe y sus afectos.
Gracias por compartir su corazón con nosotros.
ESTELA
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