Wednesday, May 6, 2009

Abandonándose

Nosotros no sabíamos si nos íbamos a salvar o no. Sabíamos que estábamos vivos y que teníamos una pequeña chance de sobrevivir, para la cual, trabajamos muy duro. No nos abandonamos y mientras sentimos que teníamos esa posibilidad, mantuvimos las esperanzas de salir de la Montaña.

De todas maneras, algunos de mis “hermanos sobrevivientes” dicen que al final, ya se habían entregado. Estaban muy débiles, habían perdido todas las fuerzas y se habían abandonado para morir, cuando justo fuimos rescatados. Coche, quien al final era piel y huesos, dice que sabía que iba a morir el día de Navidad, pero nos rescataron tres días antes. Nando dice que también sabía que iba a morir, pero que prefirió morir caminando.

Eso no me pasó a mí, yo siempre tuve la esperanza de que nos podíamos salvar, y esa esperanza me mantuvo con vida. En un momento, cuando creí que moría sepultado por la nieve en el alud, me entregué, porque no iba a vivir, pero en cuanto me quitaron la nieve de la cara y pude respirar nuevamente, recuperé las ganas de seguir luchando para vivir, y me volvió la energía que me mantuvo con vida en esos difíciles momentos.

 

9 comments:

Unknown said...

Enorme Pedro. Te sigo todos los días. Es un blog precioso.

Un saludo de tu amigo Alvaro, de Madrid

Charo said...

Gracias de corazón Pedro, por su generosidad al compartir con nosotros la durísima experiencia que tuvo que vivir.
Hay un detalle relatado por usted en el libro: La sociedad de la nieve, que me ha impactado muchísimo, porque no lo comprendo:
cuando el jefe de personal de su compañía le habló del sentimiento de los trabajadores, me es imposible comprenderlo puesto que si hubiera sido en unos años lejanos, donde la mente humana era más cerrada quizás lo pudiera entender, pero deduzco de sus palabras que esa frase tan dolorosa se la dijo hace poco tiempo, no soy capaz de imaginar como se tuvo que sentir usted, y no sabe, no se imagina cuanto lamento que se diera esa situación.
Me ha encantado que nos relatara la delicadeza que tuvo su esposa al tomarle del brazo para que guardara silencio ante la mujer que le expresarle su agradecimiento, su esposa tuvo el gran acierto de comprender lo que muchos de nosotros sentimos hacia ustedes, el agradecimiento de demostrarnos que SE PUEDE SEGUIR VIVIENDO pese a los infortunios de la vida, que hay que seguir luchando.
Un abrazo muy fuerte desde España, de una sencilla ama de casa que les sigue desde que era una adolescente en el año 72.

M said...

Hola Pedro, soy Melina, este es mi nick de usuario blogger. Me tomé la libertad de ponerte como favorito en mi listado de blogs favoritos.
Admiro profundamente esa fe de saber que ibas a sobrevivir, creo que sin ella no hubieras superado toda esta experiencia. Como lo dije antes, sos un ejemplo de vida.
Leí tus otros post y me emocioné mucho con la história que contás de tu papá.
Hermoso blog!

Un abrazo

Miguel said...

Hola Pedro
Veo que seguis trabajando en estos tus continuos blogs. Te agradezco porque me seguis dando ganas de también trabajar en mi, por tus generosos comentarios. Este para mi fue muy fuerte. Mostras los tres momentos diferentes del abandono. Los tres vivieron directamente la muerte y los tres por distintas circunstancias volvieron a la vida. Los tres tuvieron la INCREIBLE dicha de seguir viviendo y siento que la disfrutan de una manera diferente a nosotros. Lo que percibo gracias a lo abiertos que son ustedes en compartir ese increíble momento del 72, que la vida SIEMPRE HAY QUE LUCHARLA, y cuando me toque sentir la muerte, a pesar del miedo que le tengo , se y no tengo dudas que me voy a abandonar. Por eso gracias nuevamente por darme más tema en mi trabajo del día a día. Te manda una abrazo. Tu amigo Miguel

norma arbilla said...

Buenas noches, Pedro! Cómo está usted?
Yo sigo emocionada por el suceso de la Feria del Libro. Realmente conmovida. Verlos a ustedes 11, junto a Pablo Vierci, quien creo que tan bien los supo interpretar... Realmente fue un encuentro grandioso, valió la pena cada uno de los kilómetros recorridos para asistir...
Con respecto a lo que usted cuenta... ¿por qué será, que estando todos viviendo exactamente la misma experiencia, algunos la asumieron de una forma y otros de otra... será un tema de "actitud"?
En cuanto al comentario de Charo, creo (y ya lo comenté en esa entrada)que fue sólo una broma la de este señor. Una broma desubicada, impertinente... pero una broma al fin. Me refiero a que de ninguna manera ese comentario reflejaba el sentimiento de los trabajadores. Quien conoce al señor Pedro Algorta en ningún momento puede sentirse atemorizado ni intimidado por su presencia, ya que es un ser extremadamente cordial y gentil. A usted, Pedro, personalmente, ¿le dolió ese comentario? ¿lo hizo sentir mal?
¿o sólo le pareció, como usted mismo menciona,una impertinencia?
Me interesaría conocer la respuesta...
Cordialmente,
Norma Arbilla

Pedro Algorta said...

Norma, no pasó nada. Sonreí y seguí con lo mío. Hoy es solo una anécdota.

norma arbilla said...

Me parecía...
Gracias, Pedro, por su respuesta. Pasa que cuando veía a la gente tan preocupada por este suceso, me daba la impresión que usted no lo había vivido en la forma traumática que le parece a los demás.
Sólo quería verificarlo.
Atentamente,
Norma Arbilla

La.. said...

Hola Pedro!! No dejes de escribir por favor. Soy del grupo Re-viven y no sabes lo bien que nos hace leerte.
Por cierto despued de muchos meses de espara puedo leer La sociedad de la Nieve. Realmente es el mejor libro de todos los que he leido respecto a vuestra odisea.
Un abrazo desde España

Clara said...

Es un placer leerte y me emociona un poco.
Leí el libro VIVEN, cuando contaba con trece años, ahora tengo cuarenta y cinco. El tiempo pasa, pero lo que sentí en ese momento sigue intacto.
Gracias por compartir tu historia.