On very few occasions has someone brought the Andes tragedy back to me. One of them was at the inauguration of the Zárate Brewery plant of Cervecería Quilmes, where I was General Manager.
Picture this: a big cocktail party in the brand new premises of the brewery, with shareholders, clients, distributors, personnel and political authorities present. After the speeches, we were having a nice beer with my wife Noelle and the Human Relations Director, when I was approached by the Union boss.
“Hello Mr. Algorta” he said, “You know, the boys are uneasy”.
“Oh no”, I thought, “here comes this guy with some unexpected complaint”. “What is it?” I said.
“Well Mr. Algorta, the boys are afraid of you”.
“Of me?” I could not believe my ears. My management style was not the one that could inspire fear. “What is going on? Why do you say that your people are afraid of me?”
“Well Mr. Algorta, they say that you might bite them”.
I didn’t get immediately what he meant, I was taken aback. Then something else happened and I continued talking as if he had spoken in Chinese.
Mr. Union Boss: let me tell you something 15 years later. You have had the privilege of being the only person in my life that dared to make me a joke about what we ate to survive in the Andes. Congrats! … but the joke was not that good. You know, I myself have much better jokes to tell. In fact my bother-survivors and I used to joke a lot about this issue right after our rescue. We no longer do.
Anyway, no hard feelings, I now enjoy your ……¿guts?
El Jefe del Sindicato
En muy pocas ocasiones me han hablado espontáneamente del tema de los Andes. Una de esas ocasiones fue durante la inauguración de la Planta de Zárate de la Cervecería Quilmes donde yo era el Gerente General.
Imaginen la situación: un gran cocktail en las nuevas instalaciones de la cervecería, con los accionistas, clientes, distribuidores, el personal y hasta autoridades políticas presentes. Después de los discursos, estaba tomando tranquilamente una cerveza con mi mujer Noelle y el Director de Recursos Humanos cuando se nos acercó el jefe del sindicato.
“Hola Sr. Algorta”, dijo, “ Usted sabe, los muchachos están inquietos”.
“Oh no”, pensé, “Aquí viene esta persona con un reclamo fuera de lugar”
“Qué pasa?” le pregunté.
“Lo que pasa es que los muchachos le tienen miedo”
“Miedo de mi”? No podía creer lo que escuchaba, mi estilo justamente no era uno de generar miedo. “Qué está pasando? Porqué dice que los muchachos me tienen miedo?”
“Y Sr. Algorta, tienen miedo de que Usted los pueda morder”
Al principio no entendí lo que estaba diciendo, tan fuera de contexto. Me tomó de sorpresa, no supe qué decir, pero por suerte pasó alguna otra cosa y seguí hablando como si me hubiese hablado en chino.
Mi querido Jefe del Sindicato: Déjeme que le diga algo 15 años después. Usted tiene el privilegio de ser la única persona que se atrevió a hacerme un chiste sobre lo que tuvimos que hacer para sobrevivir en los Andes. Felicitaciones, pero el chiste no era tan bueno. Yo personalmente tengo mucho mejores chistes para contar. De hecho, apenas salimos de la montaña, mis hermanos-sobrevivientes y yo nos pasábamos riéndonos de ello. Pero no lo hacemos más.
No importa, está todo bien, hoy me divierte su………..impertinencia?