Sunday, April 13, 2008

The privilege of listening to Anselm Grün/ El privilegio de escuchar a Anselm Grün


I just had the privilege to attend a conference given by the Benedict monk Anselm Grün.

He is an impressive man. When he entered the room and walked to his podium, I realized I was in the presence of a unique man. Just his bearded presence inspires peace and hope.

He spoke about many things. But two of them struck me in particular.

One was about healing our injuries of life. He said that people can retrench on their injuries, forget them and try to live as if they have not been hurt or, like the oysters, transform the injuries into pearls, and offer them to the others (and God). We have to reconciliate ourselves with our own injuries, and heal them, recognizing that we will remain particularly sensitive and sensible in our wounds. These healed injuries will then become resources of energy for our life.

Is that we are transforming our ordeal in the mountain into pearls? What about all the other mountains that we had climbed in our life, are we using them as the resources of vital energy?

The other striking thought was about images. Anselm Grün said that we should look into the images of our childhood and check what made us immensely happy. Our child images will give us a good insight into our self knowledge. And we should bring those images to our day to day life. This doesn’t mean changing our profession, or dramatically changing our lifestyle, but it might entail doing things differently. Doing things influenced by the images of what gives us peace and vitality will make us feel more authentic to ourselves. Being honest to our images will allow us to live a more energetic and meaningful life.


It is as knowing where our internal compass heads and being authentic to our own leadership style.



Anselm Grün


Acabo de tener el privilegio de asistir a una conferencia dada por el monje benedictino Anselm Grün.

Es un hombre impresionante. Cuando entré en el auditorio y caminó hacia el podio, me di cuenta de que estábamos en presencia de un hombre único. Su sola presencia barbada inspiraba paz y esperanza.

Habló de muchas cosas, pero dos de ellas me llegaron particularmente.

Una fue sobre sanar las heridas de la vida. El dijo que la gente puede amargarse por sus heridas, olvidarlas y vivir como si nunca hubiera vivido o como las ostras, transformar esas heridas en perlas ofreciéndolas a otros (y a Dios). Todos deberíamos reconciliarnos con nuestras heridas, y sanarlas, sabiendo que en ellas seremos particularmente sensibles y sensitivos. Estas heridas sanadas deberían transformarse en fuentes de energía para nuestra vida.

Estaremos nosotros transformando nuestra montaña en perlas? Y qué hay de todas las otras montañas que hemos tenido que subir en nuestras vidas, las estamos usando como fuentes de nuestra energía vital?

El otro pensamiento que me llegó es sobre las imágenes. Anselm Grün dijo que deberíamos mirar las imágenes de nuestro pasado y buscar lo que nos hacía inmensamente felices. Nuestras imágenes de nuestra juventud es un buen camino para conocernos mejor. Y debemos traer esas imágenes a nuestra vida cotidiana. Esto no implica cambiar nuestra profesión, o cambiar dramáticamente nuestro estilo de vida, pero si hacer cosas en forma diferente Hacer cosas influenciados por las imágenes nos dará paz y nos sentiremos más vitales y más auténticos con nosotros mismos. Ser consecuentes con nuestras imágenes nos permitirá vivir una vida más vital y con sentido.

Es como saber hacia donde apunta nuestro compás interno y ser auténticos con nuestro estilo de liderazgo personal.

2 comments:

Anonymous said...

Yo tambien creo que se trata de eso. Sacar ventaja de las heridas y traformarlas en algo positivo. No frenarse por nada. A veces es dificil, pero se trata de eso, salir adelante y tomar impulso con los tropezones.
Me gusto mucho la comparacion con la ostra!

Anonymous said...

"Ama a tu prójimo como a tí mismo". Con ese Mandamiento formamos ese maravilloso equipo con el que luchamos por igual por la vida de todos.- Quizás alguno no se dió cuenta porque lo hizo naturalmente; pero yo, que en el avión era un desconocido total, ya que a la única persona que conocía en el avión, Panchito Abal, mi primo que me Había invitado a ir a Chile murió en el accidente; y que además estaba en un estado de debilidad total causado por el apunamiento, recibí el mismo afecto y tratamiento que el amigo mas querido.- Por eso los considero HERMANOS y hoy los sigo amando como tales.- Sí, hubieron líderes cambiantes pero se respetaron los liderazgos personales porque cada uno fue un líder en el lugar que ocupaba. Todos dimos el máximo de nestras aptitudes en bien de los demás; en bien del equipo que formamos.-
Hermanos los sigo considerando a todos. A los que volvieron vivos conmigo y a los que siguen vivos en nuestros corazones porque ninguno murió y seguirán vivos mientras los recordemos con amor.
Hasta a los pilotos, que cometieron el error que les costó la via, porque no se quisieron matar, también los perdono y considero hermanos, ya que Dios seguro los perdonó.
De la vida apreció todo lo bueno que me dejó y el recuerdo maravilloso de lo que me quitó porque también su amor me dejó.

Javier