Ayer escuché una fantástica conferencia de Santiago
Bilinkis. Te puede gustar o no lo que dice, pero lo seguro es que uno no queda
indiferente.
Su mirada del futuro, que él dice es hoy, impresiona.
Nos dice cómo cambiaremos en 5, 10, 15 años. La tecnología ya está, y en los
próximos años nos cambiará mucho.
Ahora, me pregunto, uno puede predecir el futuro? En
realidad, Santiago ensaya una contestación y de hecho termina diciendo que si
quieres predecir el futuro, debes construírlo.
Es una linda frase, pero que hay que tomarla con cuidado. Yo
siempre pensé que no era posible predecir el futuro. El mundo es tan incierto,
que por más que nos esforcemos, las fuerzas que andan sueltas por ahí nos
golpearán por el lado menos esperado. De alguna manera, la mayoría de los
inventos y experimentos que han sido exitosos se han realizado por el azar y
las organizaciones exitosas no son lo que sus fundadores pensaron. Tenemos tantas variables sueltas que lo más
que podemos hacer es estar siempre preparados para abrazar el cambio (me gustó
esta frase) y si nos sirve, la incorporamos a lo que hacemos. Por otra parte,
si miramos para atrás, nadie pudo predecir lo que hoy estamos viviendo.
Lo que rescato es la actitud de no tener miedo a los
cambios. Nuestros hijos y nietos serán distintos de nosotros de la misma manera
que nosotros somos distintos de nuestros padres y abuelos. Pero cómo, no lo
sabemos y poco podemos hacer al respecto, salvo ayudarlos en su educación y
crecimiento.
Pero también es cierto que no todos los cambios llegaron
para quedarse ni que hay que estar permanentemente actualizados
tecnológicamente para subir la escalera por peldaños y no toda
junta. De hecho, cuando
aparecieron los primeros teléfonos
móviles o mejor, las primeras computadores, era imposible manejarlas, había que
ser un experto en cibernética. Recuerdo haber
pensado, esto no es para mí, nunca lo voy a poder manejar. Y no es
así, los teléfonos y las computadoras se han hecho más amigables y hoy
cualquiera puede manejarlas, navegar y ser digitalmente alfabeto.
De todas maneras, lo que plantea Santiago es para pensarlo
dos veces. Las señales están a la vista,
podemos cerrar los ojos y combatir el cambio o podemos adaptarnos y no luchar
contra la marea.