Thursday, March 4, 2010

Valores

Tuve el gusto de compartir un panel con Paula del Bosco y Andrea Saporiti, dos mujeres de un gran nivel. Debíamos hablar sobre “Herramientas para superar la Adversidad” ante un gran número de docentes convocados por el P. Tomás Llorente.

Sus presentaciones me hicieron reflexionar sobre la necesidad de los “valores” para superar la adversidad. Y eso es algo que yo no he incorporado en mis reflexiones sobre la forma en que nosotros superamos la montaña. Como que lo mío es una mirada casi instintiva, donde lo más importante era la lucha por la supervivencia y los valores humanos estaban relegados a un segundo plano.

Siempre he dicho que el instinto de supervivencia era la fuerza motor y que todo lo demás estaba alineado con la supervivencia; pero que los valores, aquellos que nos enseñaron nuestros padres, que aprendimos en nuestra educación, que llevamos adentro por nuestra tradición y nuestra cultura; a los pocos días habían caído y éramos simplemente seres humanos, básicos, luchando por sobrevivir. Y que cualquiera, independientemente de sus valores, hubiera hecho lo mismo, porque queríamos vivir y necesitábamos a los demás.

Pero supongo que no debe ser tan así. No caímos en blanco en la montaña. Nos comunicábamos, nos respetábamos, asumíamos responsabilidades, confiábamos en el otro, éramos optimistas, teníamos templanza, trabajábamos y valorábamos el trabajo; apreciábamos la generosidad y el esfuerzo y no el egoísmo; teníamos nuestra religión, fuimos solidarios, esperábamos cosas parecidas y nos entendíamos.

Probablemente esto no fue tan natural. Fue aprendido, y se lo debemos a nuestras familias, lo teníamos adentro. O es tan así que cualquiera hubiera hecho lo mismo?

7 comments:

Anonymous said...

Claro que si, coincido.
Al instinto primario que regentea el estomago, a esa lucha totalmente basica por comer para no morir desnutrido se le suman los valores.
Valores que traemos de la cuna, y brotan de una manera muy pura, solidaria y religiosa en la tragedia.
Y que nos recuerdan en esos momentos limites, que no somos animales, somos seres humanos.
Con instinto y con valores.

un abrazo grande

Anonymous said...

Claro que si, coincido.
Al instinto basico que regentea el estomago, para no morir por desnutricion, se le suman los valores, que traemos de la cuna, que fuimos aprendiendo durante la vida, y que brotan de una manera muy pura,solidaria y religiosa en la tragedia..(y como se destacan alli !)
Valores que en medio del horror nos recuerdan que somos seres humanos.
Con instinto y con valores.

un gran abrazo

godoshita said...

No sé si cualquiera hubiera hecho lo mismo, pero lo que sí sé es que la fuerza mental que tuvieron ustedes fue tan sorprendente que les permitió enfocarse en sobrevivir como verdaderos seres humanos, es decir, sacando a relucir los valores que menciona, y no de otra manera.

Señor Algorta, siempre es un verdadero placer leer todo lo que escribe :)

¡Le dejo un saludo enorme!

godoshita said...
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armand said...

Nuestros padres, nuestros profes.. nos han inculcado esos valores imprescindibles : trabajo, respeto..; con ellos actuamos en nuestra vida cotidiana aunque no tengamos ganas de hacerlo porque sabemos que tenemos que practicarlas para vivir con sintonia en la sociedad donde evolucionamos.
Otros valores como la confianza, el optimisma no son tan aprendidos como formando parte de nuestro caracter propio, de nuestra personalidad. Unos tienen mas que otros... depende tambien del apoyo que recibimos... En las montañas, os ayudasteis para guardar confianza, verdad ? Y ahora, años despues, nos ayudais compartiendo vuestra experiencia...

Andrea Saporiti said...

Hola Pedro, quería agradecerte y felicitarte por el articulo que subiste a tu blog.
Primero por que parece que las personas que lo leyeron pudieron dar un paso más en sus reflexiones y segundo ( quizá más importante) porque creo que es darle una vuelta más a los acontecimientos o las situaciones limites que a cada persona le toca vivir.
Coincido con vos que eran y son personas como cualquiera, quizá la diferencia es como cada uno es capáz de atravesar esas situaciones y que herramientas puede uno encontrar en su interior cuando la realidad te hace aferrarte a la vida.

Mariano said...

Hola,

Me parece fantástico que te hayas decidido a hablar de tu experiencia tanto por todo lo bueno y positivo que eso significa psicológicamente para vos asi como para todos nosotros que nos transmitis tu experiencia. En mi caso, esa experiencia de la que te hablo, entre otras cosas la asimilo para enriquecer mi arsenal interior que uso para ayudar a personas que están pasando un mal momento en su vida.

Mi vida ha sido y es lo que considero un camino maravilloso donde casi no he tenido que enfrentar adversidades. Tengo tu misma edad lo cual me llevó a identificarme mucho con uds. cuando ocurrió el accidente y desde entonces siempre los he tenido presentes en cada etapa de mi vida. Desde muy chico aprendí a valorar todo lo que tengo, sobretodo esas cosas pequeñas de todos los días, detalles que en definitiva hacen la suma de ese todo llamado "felicidad". Lamentablemente hay gente que confunde ese agradecimiento y esa conciencia con conformismo y se espantan ante la idea que mi felicidad pueda estar basada en la posibilidad de cada tanto tomarme unos mates con un amigo en vez de estar pensando en como hacer para poder comprarme una tv plasma de 50 pulgadas.

Leyendo tus artículos trato de responder esa eterna pregunta que se viene debatiendo desde siempre: ¿es el hombre un ser sociable por naturaleza o por conveniencia? Es en experiencias como la que te tocó vivir que se puede vislumbrar la respuesta y de ahí también se desprende el gran valor de tu decisión de compartir con todos tus vivencias.

Desde ya muchísimas gracias por haber abierto ese pedazo de tu vida hacia nosotros.


holap@hotmail.com