Tuve el gusto de compartir un panel con Paula del Bosco y Andrea Saporiti, dos mujeres de un gran nivel. Debíamos hablar sobre “Herramientas para superar la Adversidad” ante un gran número de docentes convocados por el P. Tomás Llorente.
Sus presentaciones me hicieron reflexionar sobre la necesidad de los “valores” para superar la adversidad. Y eso es algo que yo no he incorporado en mis reflexiones sobre la forma en que nosotros superamos la montaña. Como que lo mío es una mirada casi instintiva, donde lo más importante era la lucha por la supervivencia y los valores humanos estaban relegados a un segundo plano.
Siempre he dicho que el instinto de supervivencia era la fuerza motor y que todo lo demás estaba alineado con la supervivencia; pero que los valores, aquellos que nos enseñaron nuestros padres, que aprendimos en nuestra educación, que llevamos adentro por nuestra tradición y nuestra cultura; a los pocos días habían caído y éramos simplemente seres humanos, básicos, luchando por sobrevivir. Y que cualquiera, independientemente de sus valores, hubiera hecho lo mismo, porque queríamos vivir y necesitábamos a los demás.
Pero supongo que no debe ser tan así. No caímos en blanco en la montaña. Nos comunicábamos, nos respetábamos, asumíamos responsabilidades, confiábamos en el otro, éramos optimistas, teníamos templanza, trabajábamos y valorábamos el trabajo; apreciábamos la generosidad y el esfuerzo y no el egoísmo; teníamos nuestra religión, fuimos solidarios, esperábamos cosas parecidas y nos entendíamos.
Probablemente esto no fue tan natural. Fue aprendido, y se lo debemos a nuestras familias, lo teníamos adentro. O es tan así que cualquiera hubiera hecho lo mismo?