Wednesday, July 22, 2009

Desde la Adversidad

He leído con sumo interés “Desde la Adversidad”, el libro de Alvarez de Mon.

Me sentí muy identificado con lo que se escribe en ese libro. El autor rescata varios casos límite de gente que ha enfrentado la adversidad y ha seguido adelante. Menciona como características de estas situaciones la importancia del grupo en la supervivencia y en la recuperación, la importancia de trabajar para el día siguiente para llegar al final, la significación de la inmediatez y lo relativo del largo plazo. Rescato además la visión de que después de una montaña, viene otra, y que para esa que viene no necesariamente estamos mejor preparados. Y que en definitiva, se puede aprender, pero la vida sigue igual y nos presenta nuevos retos y desafíos.

El escritor reflexiona en particular sobre la forma como diferentes personas han atravesado la adversidad, y entre otros menciona a Mandela, Hellen Keller, Messner, Lance Amstrong, Shackleton y a mi hermano Gustavo Zerbino quien ocupa un papel preponderante en ese libro.

Presenta a un Zerbino muy profundo, que dice cosas muy bonitas y muy lógicas. Que tienen mucho sentido.

Me gustó lo que dice Zerbino.

3 comments:

M said...

Hola Pedro :o)

Cómo estás tanto tiempo?

Espero que muy bien!. Gracias por recomendar siempre buenos libros, lo de atravesar la adversidad es un tema que da para hablar mucho.

Te mando un abrazo.

PD: ayer salíamos con mi cuñado y mi novio de la Empresa y había mucho viento y agua nieve y mi novio y yo protestábamos por el frío, y mi cuñado (que leyó Viven y La Sociedad muchas veces) nos dice: "no se quejen, que esto comparado con la caminata de Canessa y Parrado no es nada!!!!!"
Así que ya tienen un fan mas: mi cuñado ;o).

norma arbilla said...

Será así, Pedro? Realmente usted piensa que una montaña no nos prepara para otra?
Yo me permito estar en desacuerdo con usted. Si fuese así... para qué vivimos experiencias de este tipo? Yo creo que luego de escalar victoriosamente una montaña, me siento mejor preparada para las que vienen... Creo que los problemas, las crisis, templan mi alma y me fortalecen.
Además, la vida no es una llanura (metafóricamente hablando, se entiende), todo lo contrario, continuamente nos enfrentamos a retos, problemas a resolver. Y cada una de esos desafíos, me prepara para los que siguen... sino viviríamos en vano, no?
Digo... cuando mi hija Melina nació, le faltaba medio cerebelo, había nacido con un quiste aracnoideo de fosa posterior, luego de la intervención quirúrgica, donde se le colocó un drenaje derivativo al peritoneo, los neurocirujanos del Hospital de Niños me dijeron: "No sabemos si va a caminar hasta que camine, no sabemos si va a tener un desarrollo normal... hay que esperar". Demás está decir que Melina es una chica absolutamente normal (usted la conoció en la Feria de Libro), a fin de año se recibe de instrumentadora quirúrgica y ganó una beca para hacer una especialidad en cardiovascular en la Universidad de Favaloro. Digo ésto con el mayor de los orgullos, porque es una excelente hija, hermana y persona. Pero, obviamente, no supimos si caminaba hasta que caminó, si se desarrollaría normalmente hasta que creció. Entonces, luego de esa montaña, por exponer un ejemplo, me considero más sabia y con una mayor objetividad para afrontar las que vinieron después: ¿perdí un trabajo que realmente quería mantener? ¿mis adolescentes me dan más de un dolor de cabeza y preocupaciones? ¿no me alcanza el dinero para cumplir los objetivos que me había impuesto? ¿discutí con mi marido? Bueno, hay que resolver esos temas, pero, en el fondo y en definitiva, mis hijos están sanos, permanecemos unidos, Melina camina... No sé si se me entiende. Digo que, por un lado las montañas altas nos hacen comprender el verdaddero valor de las cosas, y por otro nos hacen ver la dimensión de los problemas a resolver... y nos dan la sabiduría necesarias para resolverlos.
Si de cada experiencia vivida saco una enseñanza, ni aún las derrotas son en vano, porque de ellas también aprendo.
Espero que ésto no suene demasiado enredoso...
Le mando un abrazo,
Norma

Pedro Algorta said...

Muchas gracias Norma por tu testimonio.
Cada montaña es única y nos deja lecciones. Y esa es una de esas, que cada montaña es única, y nosotros también.
Un beso,
Pedro